El jefe de la misión de observadores de la ONU en Siria, el general noruego Robert Mood, instó a “todas las partes a cesar la violencia”, tras llegar este domingo a Damasco, en una jornada en la que murieron otras ocho personas.

“Para lograr el éxito del plan de Kofi Annan, insto a todas las partes a cesar la violencia y a ayudarnos a mantener el cese de la violencia armada de todas las partes”, declaró Mood.

“Vamos a trabajar en la aplicación completa del plan Annan de seis puntos, aceptado por el gobierno sirio. Para conseguirlo, tenemos ahora 30 observadores sobre el terreno, vamos a doblar la cifra en los próximos días”, añadió.

El plan Annan prevé el regreso de los militares a los cuarteles, el cese de las hostilidades, la liberación de los detenidos, el respeto al derecho a manifestarse, la apertura de un diálogo entre poder y oposición, así como la libertad de movimientos para los activistas humanitarios y la prensa.

El número observadores debería superar el centenar antes de un mes, hasta alcanzar los 300 previstos por la resolución 2043 aprobada por unanimidad en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Esta misión, de una duración inicial de tres meses, se prevé peligrosa para los observadores que están desplegados por primera vez desarmados en un país donde la violencia persiste dos semanas después del anuncio de un alto el fuego, ampliamente ignorado pese a los compromisos adquiridos por el régimen y los rebeldes.

De hecho, coincidiendo con la llegada de Mood a Siria, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) informó de la muerte de otras ocho personas este domingo, cuatro civiles y cuatro soldados del régimen, que se sumaban a las 32 fallecidas el sábado, de ellas 22 civiles y 10 desertores.

De la quincena de observadores de la ONU que se encuentran actualmente en Siria, dos están basados en Deraa (sur), cuna de la protesta, y el resto en Idleb (noroeste), Homs y en Hama, ciudades rebeldes del centro del país.

El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Jakob Kellenberger, admitió, en una entrevista publicada el domingo por el diario suizo Der Sonntag, que el plan Annan “está en peligro” por lo que es “importante que la misión se despliegue rápidamente”.

Kellenberg señaló también que el CICR, en colaboración con la Media Luna siria, había distribuido víveres y ayuda humanitaria a unas 300.000 personas.

Según Amnistía Internacional, al menos 362 personas han muerto desde la entrada en vigor del alto el fuego, el 12 de abril, especialmente en aquellas ciudades que acababan de ser visitadas por los primeros observadores en el terreno.

Desde marzo de 2011, Siria es escenario de un movimiento de contestación que se fue militarizando a medida que la represión aumentaba. En 13 meses, la violencia causó más de 11.100 muertos en el país, la mayoría civiles, según el OSDH.