El transbordador estadounidense Enterprise voló el viernes sobre los rascacielos de Manhattan y la Estatua de la Libertad, antes de ser llevado a un museo en Nueva York, en su despedida tras la finalización del programa de tres décadas de vuelos espaciales tripulados.

El Enterprise, acoplado sobre un Boeing 747, pasó tres veces sobre la bahía de Nueva York para luego aterrizar en el aeropuerto John F. Kennedy, desde donde será trasladado a su destino final a bordo del portaviones “USS Intrepid”, fuera de servicio y convertido en una sede flotante del Museo del Aire y del Espacio de la institución Smithsonian.

Cientos de turistas y neoyorquinos ubicados a orillas del río Hudson vivaron al transbordador cuando surgió en el cielo de la Gran Manzana. Alumnos de escuelas corrían a través del parque en la punta sur de Manhattan siguiendo el vuelo.

“Creo que es una de las cosas más bonitas que he visto. Estoy casi sin palabras”, dijo Leuinda Field, una maestra de 37 años que llevó a su hijo de tres a presenciar el histórico momento.

El transbordador y el Boeing, escoltados por un avión de combate, habían partido de Washington el viernes por la mañana.

El Enterprise, un prototipo completado en 1976, sólo fue utilizado para vuelos de pruebas dentro de la atmósfera al año siguiente, y nunca voló al espacio, a diferencia de los otros cinco miembros de la flota de transbordadores.

Con el cierre del programa estadounidense del transbordador en julio de 2011, Rusia quedó como único país capaz de enviar astronautas al espacio.

Varias empresas privadas de Estados Unidos compiten ahora para llenar el vacío dejado por el retiro de los transbordadores de la NASA.

En estos tiempos de incertidumbre económica, el final del programa de vuelos tripulados es un símbolo de las necesidades de Estados Unidos de enfrentar problemas más terrenales.

“Me pone triste que no haya más transbordadores. Los voy a extrañar”, sostuvo Field.

“Quiero tener una visión a futuro y pensar en grande, pero tenemos mujeres y niños que necesitan comer. Creo que necesitamos gente viviendo en hogares cálidos más que explorar el espacio”, agregó.

Bill Mundy, un militar retirado de 85 años, veterano de la Segunda Guerra Mundial, estaba muy emocionado con el espectáculo, que siguió junto con su hijo bombero, pero también señaló que era hora de que su país centrase su atención en otros objetivos.

“No sé cuál es el futuro. Creo que tenemos que empezar a prestar un poco más de atención a nuestra casa. No podemos ocuparnos del mundo entero”, afirmó Mundy.

Los vuelos finales de los otros transbordadores habían atraído una multitud de espectadores.

Durante 30 años de servicio, dos de los cinco transbordadores fueron destruidos en tragedias: el Challenger en 1986, poco después de su lanzamiento, y el Columbia en 2003, cuando regresó a la atmósfera. En total, trece astronautas perecieron.

De los restantes tres en funcionamiento, el Discovery, que sobrevoló Washington el pasado 17 de abril, fue llevado al Centro Steven F. Udvar-Hazy, un anexo del Museo Nacional del Aire y del Espacio en Virginia, cerca de la capital federal.

Los otros dos, el Endeavour y el Atlantis, se encuentran en el California Science Center en Los Ángeles, California (oeste) y en el Centro de visitantes del Centro Espacial Kennedy en Florida, respectivamente.