Lionel Messi (Barcelona), el martes contra el Chelsea, y Cristiano Ronaldo (Real Madrid), contra el Bayern de Múnich el miércoles, se sumaron a una larga lista de víctimas del síndrome del lanzador de penales, que ya afectó en el pasado a grandes estrellas del fútbol mundial.

Contrariamente a lo que decía el título de una película del alemán Wim Wenders de 1972, “El miedo del arquero al tiro penal”, el miércoles, en la vuelta del partido de semifinales de la Champions League entre el Real Madrid y el Bayern, la presión no estaba en la portería sino delante de ella.

En la sesión de penales (perdida 2-1 por los españoles tras haber ganado 2-1 el partido) se cambiaron los papeles y fue el guardameta alemán Manuel Neuer el que salió como héroe del Santiago Bernabéu al parar los tiros de Ronaldo y de su compañero brasileño Kaká para dar la clasificación a su equipo.

El argentino Lionel Messi también vivió la misma fatalidad el martes, cuando falló un penal crucial en la vuelta de semifinales contra el Chelsea (empate 2-2) y dejó vía libre a los ingleses para estar en la final de Múnich.

La historia de fútbol está llena de ejemplos de este síndrome que afecta los nervios y hace temblar las piernas de los lanzadores en el momento decisivo.

En 2006 Francia estaba a punto de ganar el Mundial pero David Trezeguet falló un penal que dio la victoria a Italia.

Dos años más tarde otro francés volvió a ser víctima de los nervios: Nicolas Anelka, entonces con la camiseta del Chelsea, falló su disparo ante el holandés Edwin van der Sar y dio el título de campeón europeo al Manchester City.

En 1986 el brasileño Zico también dejó escapar un penal decisivo contra Francia, en los cuartos de final del Mundial de México. El error del ‘Pelé blanco’ sumado al disparo fallido de Socrates dejó a la ‘Canarinha’ fuera de las semifinales.

Más recientemente, en los cuartos de final de la Eurocopa-2004, el inglés David Beckham también erró en el peor momento al enviar el balón al aire y permitir la clasificación de Portugal. Ese balón, que había recuperado un espectador español, fue más tarde vendido a subasta por 28.000 euros.

La lista de grandes jugadores víctimas de los nervios es larga, e incluye a figuras como el ucraniano Andrei Shevchenko (Milan, en la final de la Liga de Campeones de 2005 contra el Liverpool), el marfileño Didier Drogba (final de la CAN-2012 contra Zambia) o el italiano Robert Biaggio (final del Mundial-1994 contra Brasil).

También fue el caso del astro argentino Maradona, que falló un penal en 1986 contra el Toulouse y vio como su equipo, el Nápoles, quedaba eliminado de la primera vuelta de la Copa de UEFA:

“En Brasil decimos que los penales son tan importantes que sólo el presidente tendría que estar autorizado a lanzarlos”, asegura Dunga, el capitán de la ‘Canarinha’ que ganó el Mundial-1994, citado en la página web de la FIFA.