¿El velo islámico y el glamour están reñidos? En absoluto, defiende Ala, la primera revista de moda en Turquía que nació hace un año destinada a las mujeres veladas, un grupo de lectoras mumeroso y con crecientes recursos económicos.

Su nombre significa “Belleza” en turco y ya publica 20 mil ejemplares al mes, un poco menos que las versiones turcas de las clásicas revistas femeninas Cosmopolitan, Vogue y Elle, pero ya por delante de Marie Claire.

En sus páginas, impresas en un papel de alta calidad, la revista propone fotos de modelos, profesionales y principiantes, vestidas según los cánones de la moda islámica: pañuelo en la cabeza y vestidos largos que esconden las curvas femeninas y cubren los brazos. Y también da consejos de salud, ideas de viajes y entrevista a personalidades conocidas, sobre todo artistas.

Todo ello, sin esconder un cierto espíritu militante. “El velo es bello”, clama una de sus publicidades. “Mi camino, mi elección, mi vida, mi verdad, mi derecho”, está escrito en la imagen.

Pero estos eslóganes parecen ser más un homenaje a las luchas del pasado, cuando el laicismo se aplicaba con todo su rigor y el uso del velo islámico podía acarrear reacciones hostiles, y poco tienen que ver con la Turquía del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, islamista y conservador, que está en el poder desde 2002.

Sin ir más lejos, la propia esposa de Erdogan, Emin, así como muchas de sus ministras, usan velo.

Hulya Aslan, redactora en jefe de Ala, sólo tiene 24 años pero le ha tocado vivir tiempos más difíciles. Debido a su decisión de cubrirse la cabeza tuvo que renunciar a ir a la universidad mientras otras de sus amigas encontraron la solución de llevar una peluca para respetar el reglamento antiislámico de la época.

“Ahora hay una normalización, una clara mejora. Nuestras colegas que deciden usar velo pueden entrar a la universidad y tienen más oportunidades profesionales. Desde hace cinco o seis años, podemos decir que hemos empezado a escribir una nueva página”, afirma la joven.

Las mujeres con velo quieren actualmente ganar seguridad en sí mismas y el mundo de la moda lo ha entendido.

“Ahora existen cosas mucho más bonitas que antes. Los creadores de moda se han dado cuenta de que existimos y han comenzado a hacer ropa que no es necesariamente negra o marrón sino mucho más colorida. Yo, personalmente, estoy muy contenta”, explica Merve Buyuk, de 22 años, redactora recién llegada a la revista Ala.

Y la publicación, creada por dos publicistas, quiere aprovechar esta ola de furor que le garantiza importantes ingresos por publicidad.

“Con esta revista estamos cambiando la tendencia. Decimos que las mujeres con velo pueden seguir las tendencias de moda y que hay muchos más productos en el mercado a los que pueden acceder”, declara Hulya.

El lema parece ser fuera el rigor en blanco y negro y bienvenidos los brillos y los colores. Para la experta en Comunicación Nilgun Tutal, Ala et sus modelos son la prueba del aumento del poderío de los musulmanes devotos de clase media y alta, así como de su adaptación a los valores de la sociedad de consumo. Todo ello claro está, gracias a la gestión de Erdogan y a un crecimiento económico sostenido.

“En el pasado, el Islam, para distinguirse de Occidente, mantuvo una actitud contraria a la sociedad de consumo. Pero hoy, esta gente sólo puede expresar su éxito a través de la sociedad de consumo”, concluye Tutal, investigadora en la universidad de Galatasaray.