Decenas de miles de personas convocadas por el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa rezaron el domingo al aire libre en Moscú para “enmendar” el sacrilegio que constituyó para ellos una “oración punk” contra el hoy presidente Vladimir Putin en una catedral en febrero pasado.

Tras la misa dominical, Kirill salió de la catedral de Cristo Salvador y se dirigió a la multitud (65.000 personas, según la policía) que había venido a rezar para que “se corrija a quienes mancillan los lugares sagrados y la reputación de la Iglesia”, indicó el Patriarcado.

“Vinimos a rezar por nuestra patria, nuestro pueblo y nuestros jóvenes, para que Dios nos ponga a salvo de las tentaciones del diablo”, declaró Kirill a los participantes, muchos de los cuales vinieron de otras zonas del país en autobuses contratados especialmente para ellos.

Mensajes de apoyo de personalidades rusas, como el realizador Nikita Mikhalkov, se transmitían por pantallas gigantes.

Los participantes querían replicar de este modo a las críticas consecutivas a la inculpación de tres jóvenes del grupo femenino de punk Pussy Riot, acusadas de “vandalismo cometido en grupo organizado” por haber cantado en una iglesia una canción que criticaba a Vladimir Putin.

El pasado 21 de febrero, cinco miembros de Pussy Riot, con la cara cubierta por capuchas de colores, cantaron en la catedral moscovita de Cristo Salvador una canción llamada “la oración punk”, que criticaba a Putin y al apoyo de la Iglesia al entonces primer ministro.

Tres de ellas permanecen en detención y podrían ser condenadas a una pena de hasta siete años de cárcel.

El patriarca denunció una “blasfemia” y lamentó que se considerara lo ocurrido como una “expresión legal de las libertades”.

Religiosos con íconos “mancillados” por la presencia de Pussy Riot o profanados a cuchilladas en otras regiones del país acompañaban al patriarca.

La multitud esgrimía banderas con la inscripción “Santa Rusia” o pancartas proclamando “Levántate por tu fe y la tierra rusa”.

Las músicas de Pussy Riot “me ofendieron como cristiana. Quiero estar aquí con mis hermanos y hermanas, con los popes, para mostrar que estamos juntos, unidos”, declaró Tatiana Kourakina, quien trabaja en recursos humanos.

“Hemos venido porque la Iglesia necesita nuestra protección”, estimó Dimitri, un periodista de 30 años de edad.

La Iglesia ortodoxa rusa ha ganado influencia desde la caída del régimen ateo soviético, en 1991.

Tras la acción de Pussy Riot, Kirill, quien ya había sido acusado en 2009, antes de pasar a dirigir la Iglesia rusa, de haberse enriquecido en los años 90 gracias a la venta de tabaco y alcohol, volvió a ser objeto de acusaciones en internet.

Así, entre otras cosas, la Iglesia tuvo que reconocer que había publicado en su portal internet un fotomontaje en el que desaparecía un lujoso reloj de pulsera del patriarca.

Para Kirill, la “profanación” de iglesias, como la realizada por Pussy Riot, y las críticas contra él son “eslabones de la misma cadena”.