Los osos polares se volvieron una especie distinta a sus parientes más cercanos hace 600.000 años, mucho antes de lo que se pensaba, lo cual supone un reto mayor frente al actual proceso de cambio climático, indicó un estudio publicado este viernes en Estados Unidos.

Anteriores análisis genéticos de los osos polares habían indicado que la especie tenía apenas unos 150.000 años. Pero, de hecho, a los osos polares les llevó cinco veces más tiempo adaptarse a las condiciones del Ártico, según el estudio publicado en la revista Science.

Este largo periodo de adaptación hace temer que los osos polares no tengan tiempo para acostumbrarse al calentamiento de las regiones polares que se está produciendo en el planeta, sugirió la investigación.

Los estudios anteriores se habían centrado principalmente en el ADN mitocondrial, que sólo representa una pequeña parte de todo el genoma y es transmitido por la madre a su descendencia. Así, los zoólogos concluyeron que el oso polar era una forma del oso pardo del norte de aparición reciente.

Pero el estudio de Frank Hailer, del Centro de Estudios sobre la Biodiversidad y el Clima de Fráncfurt, Alemania, mostró que tanto los osos polares como los pardos son mucho más antiguos de lo que se creía y que además son especies genéticamente distintas.

El anterior origen común de la especie “implica que los osos polares como especie vivieron varios ciclos glaciales y tuvieron un tiempo considerable para adaptarse a las condiciones del Ártico”, indicó el estudio.

“Sin embargo, la baja diversidad genética de los osos polares sugiere que los cambios en el medio ambiente, como los ciclos cálidos, causaron cuellos de botella poblacionales”.

El estudio advirtió que los cambios en el hábitat, la caza, las sustancias tóxicas, y otros “factores de estrés” provocados por los seres humanos, “podrían aumentar el impacto del cambio climático actual, lo que representa una nueva y probablemente profunda amenaza para la supervivencia del oso polar”.