El funeral del futbolista italiano Piermario Morosini, que murió el sábado en el terreno de juego en un partido de la Serie B, reunió este jueves a 5.000 personas alrededor de una iglesia de Bérgamo, la ciudad natal del jugador, que militaba en el Livorno toscano.

Se colocó una pantalla gigante delante del templo para permitir a todos seguir el servicio religioso.

El sacerdote, Luciano Manenti, recordó a los padres de Morosini, fallecidos cuando él era apenas un niño, y a su hermano discapacitado, que se suicidó.

Hinchas del Atalanta de Bérgamo desplegaron la bandera del club en las escaleras de las iglesias y gritaron el nombre de Morosini a la llegada de los autobuses que transportaban a los jugadores del Atalanta y del Udinese. Morosini estaba cedido en el Livorno por el Udinese (1ª división).

El seleccionador nacional italiano, Cesare Prandelli, su homólogo de la Sub-21 Ciro Ferrari, el entrenador del Parma Roberto Donadoni y el presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Giancarlo Abete, también asistieron al acto religioso.

El martes, miles de aficionados se habían reunido en el estadio de Livorno para despedir a Morosini, antes de que su cadáver fuera trasladado a Bérgamo.

El joven futbolista se desplomó en el minuto 31 del partido ante el Pescara, muriendo poco después. Su fallecimiento conmocionó a la sociedad italiana.