Japón registró un déficit comercial récord el año presupuestario siguiente al terremoto del 11 de marzo de 2011, catástrofe sumada al accidente nuclear de Fukushima que llevó a parar la mayoría de los reactores y obligó a las compañías a importar más hidrocarburos.

Las cuentas del comercio exterior de la tercera potencia económica mundial dieron un saldo negativo de 4,41 billones de yenes (cerca de 42.000 millones de euros) para el periodo de abril de 2011 a marzo de 2012, debido al aumento de la factura energética unido a la reducción de las exportaciones por la desaceleración de la actividad internacional.

Durante los doce meses considerados, las importaciones de Japón aumentaron un 11,6% respecto al año precedente, a 69,692 billones de yenes (658.000 millones de euros), debido a una subida de la factura de las compras de crudo, productos petroleros y gas natural licuado, carburantes necesarios para hacer funcionar las centrales térmicas y compensar la ausencia de electricidad de origen nuclear.

Paralelamente, bajaron las exportaciones, un 3,7% interanual, a 65,2812 billones de yenes (616.000 millones de euros), debido a una caída del 14,7% de las ventas al extranjero de semiconductores y otros componentes electrónicos, así como de un retroceso de las entregas de coches y materias plásticas.