A 100 días para que se encienda la llama olímpica en Londres, los organizadores de los Juegos prometieron “no decepcionar” e “inspirar a una generación”, pero mientras las sedes deportivas parecen estar listas, persisten dudas sobre el transporte y la seguridad.

“Las expectativas son altas y no decepcionaremos”, prometió Sebastian Coe, presidente del comité organizador (LOCOG), en una ceremonia celebrada por la mañana en el jardín botánico, Kew Gardens.

“Tenemos la obligación de hacerlo bien por nuestros participantes”, agregó el doble campeón olímpico de 1.500 metros.

La lluvia deslució ligeramente la ceremonia y especialmente la inauguración de los gigantescos anillos olímpicos formados por las flores de 20.000 plantas sembradas en el parque que deberían ver todos los pasajeros que aterricen en el aeropuerto de Heathrow.

Además de en Londres, el inicio de la cuenta atrás de los Juegos debía marcarse en otros países, de Nueva Zelanda a Estados Unidos, pasando por Turquía o Venezuela.

La jornada estuvo igualmente marcada por la presentación del lema de los Juegos, “Inspire a generation” (Inspirar a una generación)”, que según los organizadores refleja las promesas de la candidatura de dejar un legado duradero para el país y animar a los más jóvenes a hacer deporte.

En un comunicado publicado en esta simbólica fecha, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jaques Rogge, expresó su convencimiento de que los Juegos de Londres “inspirarán a toda una generación”.

“En todo el mundo, el entusiasmo crece y las esperanzas son elevadas pero tengo confianza en que el Reino Unido y Londres ofrecerán un gran acontecimiento deportivo y una cálida bienvenida también”, agregó.

Londres inaugurará sus terceros juegos de la era moderna el 27 de julio en una ceremonia dirigida por el cineasta Danny Boyle (“Slumdog Millionaire”), ante 80.000 espectadores y otros miles de millones a través de la televisión.

Después de que la reina Isabel II declare oficialmente abiertos los Juegos, entrarán en liza los 10.500 atletas de 205 países que competirán hasta el 12 de agosto.

La estrella más esperada, el jamaicano Usain Bolt, plusmarquista mundial de 100 y 200 metros (9.58 y 19.19 segundos, respectivamente) y ganador de tres oros en Pekín, aprovechó los 100 días para marcarse un nuevo objetivo: revalidar sus títulos olímpicos con nuevos récords.

“La gente quiere que corra en 9.4, en 19 segundos, cosas alucinantes. Por eso trabajo lo más posible para ir tan rápido como sea posible”, declaró a la BBC.

El estadio donde Bolt espera convertirse en “leyenda viviente”, y el resto de las instalaciones deportivas construidas en una antigua zona industrial del desheredado este de Londres están terminados, y en su mayoría han sido ya probados con éxito en competiciones internacionales.

Pese al optimismo reinante entre los organizadores, dos aspectos que podrían opacar los Juegos continúan suscitando interrogantes, empezando por si la vetusta y ya de por sí saturada red de transportes londinense podrá hacer frente a todos los trayectos de la familia olímpica.

Cuarenta años después de la sangrienta toma de rehenes israelíes durante los Juegos de Munich, la otra gran preocupación vuelve a ser la seguridad en una ciudad que ya sufrió mortíferos atentados islamistas al día siguiente de la atribución de la candidatura en julio de 2005.

Más de 40.000 policías militares, policías y guardias de seguridad respaldados por aviones de combate, dos buques de la marina y misiles aire-tierra, llevan meses preparándose para cualquier eventualidad.

El secretario de Estado para el Deporte, Hugh Robertson, indicó que tenía confianza en que los Juegos serán “seguros”.

Para los británicos, otro motivo de inquietud en estos tiempos de austeridad es el alto coste de los Juegos, cuyo presupuesto total ronda los 9.300 millones de libras (14.800 millones de dólares, 11.200 millones de euros).

Según un sondeo realizado por ComRes para la Radio 5 de la BBC, casi dos tercios de los encustados (64%) consideran que el contribuyente ha tenido que pagar demasiado. Sin embargo, un 55% estima también que el acontecimiento tendrá un impacto beneficioso para el Reino Unido.

En una reciente visita a Londres, Rogge estimó que “ya se pueden ver resultados tangibles en la excepcional regeneración del este de Londres”.