No es en Hollywood sino en las series televisivas donde se está haciendo hoy en día el mejor cine, asegura Terence Winter, galardonado guionista de “Los Soprano”, la mítica serie sobre la mafia, y creador de “Boardwalk Empire”, sobre la época de la ley seca.

Invitado de honor del Festival “Seriesmania”, que atrae estos días en París a centenas de fans de las teleseries, Winter hace una clara distinción entre las series de los canales por cable, como HBO, y aquellas llenas de clichés, concebidas sobre todo para vender productos.

Antes de la llegada de la televisión por cable, las series estadounidenses estaban orientadas a las necesidades de la publicidad, subrayó Winter en una entrevista con la AFP en un lujoso hotel parisino. “Se resumían a ‘agarramos al culpable, solucionamos el crimen, y ahora compren este jabón”, dijo.

En cambio, series impecablemente bien hechas, como “The Wire” (HBO), la premiada “Mad Men” y “Breaking bad” (canal AMC) se han saltado las reglas y se han apropiado de lo mejor del lenguaje cinematográfico, para tratar temas que Hollywood no se atreve a explorar.

“Esas series tienen en común la honestidad, y la sorpresa”, dijo el ganador de un premio Emmy, los Oscar de la televisión.

“A veces estoy viendo una (de esas series) y no veo venir (el desenlace). Y casi me caigo de la silla” de la sorpresa”, dijo el escritor y productor de 51 años, que hace 20 abandonó su carrera de abogado en Nueva York y se trasladó a Los Angeles con la aspiración de dedicarse a guionista.

“Todos pensaron que estaba loco”, dijo el escritor en la entrevista, en la que compartió su disfrute de ser parte de lo que ha sido calificado “la edad de oro” de las series, sobre todo en los años “llenos de magia” en que escribió o coescribió 25 episodios de “Los Soprano”.

No ocultó su menosprecio a lo que se proyecta en la mayoría de las salas oscuras del planeta, que llevan el sello “made in Hollywood”.

Recordó que en los años 1970 las candidatas a un Oscar eran cintas como “Cowboy de Medianoche” o “El Graduado”, que cosechaban éxitos de taquilla ofreciendo “buenos retratos de personajes”.

En cambio, “los grandes éxitos de taquilla son ahora historias de superhéroes, filmes casi sólo visuales, que cualquiera puede entender en cualquier parte del mundo. Parece que están hechas con una mentalidad del ‘más bajo común denominador’”, lamentó.

Las tramas son de “robot bueno, robot malo: se pelean. Es todo lo que se necesita saber. Y además, se pueden hacer muñecos iguales a esos robots, y vender esos juguetes y y esos juegos vídeos”, criticó.

En cambio, la libertad creativa “casi sin restricciones” que ofrecen los canales por cable desde los años ’90 permite contar, con estilo y con medios financieros, historias originales, complejas, inteligentes, que asustarían a “las majors”, las grandes casas de Hollywood.

Lo bueno es que “hay un público” para esas series, se congratuló. “Un público que tiene la voluntad de seguir con atención una historia que requiere un esfuerzo”. Son series que no obedecen al imperio del final feliz.

Por ejemplo, “Boardwalk Empire”, producida por nada menos que Martin Scorsese, no rehuye temas tabúes en Hollywood, como el incesto, señaló Winter, que tampoco tiene miedo de matar a uno de los principales protagonistas de la serie ambientada en Atlantic City (noreste de EEUU).

“Muchas veces eso deja a la gente sintiéndose incómoda, con malestar. Pero para mí, es la única manera de contar una historia”, dijo el escritor, congratulándose que las fronteras entre el cine como arte y algunos telefilmes “se hayan diluido”.

“Tratamos de elevar nuestro nivel al arte”, dijo el escritor, que trabaja actualmente con Scorsese en dos proyectos, entre ellos un filme basado en su libro “The Wolf of Wall St”, que estará interpretado por Leonardo Di Caprio.

Además, Winter y Scorsese están trabajando en una serie para HBO en la que colabora Mick Jagger, de los Rolling Stones, que se estrenará en el 2013 y que trata de un ejecutivo de la industria del disco en Nueva York a principios de la década del 70.

“Nueva York en esos años estaba en bancarrota, era un periodo de mucha locura. Y como suele suceder en tiempos de convulsiones económicas y políticas, es un tiempo muy fértil para los artistas”, concluyó.