El papa Benedicto XVI, cansado físicamente, pero lúcido, no renuncia a ninguna cita importante, es por ello que hoy celebró sus 85 años, convirtiéndose en el más anciano pontífice en funciones desde León XIII, fallecido a los 93 años en 1903.

Tras una misa en la capilla Paulina, en Roma, Benedicto XVI recibió a obispos de su Baviera natal y al ministro presidente conservador de ese estado del sur de Alemania, Horst Seehofer. Después tenía previsto entrevistarse con una delegación de compatriotas en la gran sala Clementina.

El Papa celebrará asimismo el séptimo aniversario de su elección a la cabeza de la Iglesia, dentro de tres días, el 19 de abril.

“Les pido que recen por mí, para que el Señor me otorgue la fuerza de cumplir con la misión que me encomendó”, declaró el domingo el Papa a los fieles congregados en la plaza de San Pedro, durante el ángelus.

Numerosos mensajes empezaron a llegar para felicitar al Pontífice, entre ellos el del presidente de la república italiana, el ex comunista Giorgio Napolitano, de 86 años, quien le expresó “su inalterable sentimiento de amistad y estima”.

Según su secretario particular, monseñor Georg Gänswein, el Papa pidió a sus colaboradores cercanos que su cumpleaños, al que acudió, desde Baviera, su hermano mayor, Georg, de 88 año, sea más bien “una fiesta familiar”.

“Por favor, no quiero grandes celebraciones”, dijo Joseph Ratzinger, según aseguró monseñor Gänswein a la revista “Gente”.

Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, afirmó que el Papa está bien, aunque fatigado, lo cual es normal a su edad. Benedicto XVI programó un viaje a Líbano para septiembre.

En una crónica en Radio Vaticano, Lombardi opinó que Joseph Ratzinger se caracteriza por “la lucidez y la claridad de pensamiento y expresión”.

Al padre de la revolución cubana, Fidel Castro, un año mayor que él, el Papa le dijo a fines de marzo: “Soy mayor, pero puedo seguir cumpliendo con mi deber”.

En una posible reacción al final del pontificado de Juan Pablo II, marcado por una larga enfermedad del Papa y una parálisis en el gobierno de la Iglesia, Joseph Ratzinger no había excluido, en un libro de entrevistas publicado en 2010, dimitir en caso de no estar en posesión de sus capacidades intelectuales.

El vaticanista Marco Tosatti recordó con ironía en su blog que algunos cardenales habían elegido a Benedicto XVI pensando que sería un “Papa de transición”.