Por estos días es un tema país lo que sucede en la casona de Pirque donde se graba el reality del Canal 13. Nombres como “Fanny”, “Chispa”, “la Angélica”, “el Huaquipán”, son de uso frecuente en las conversaciones cotidianas, en un fenómeno que incluso puede servir de base a una investigación sociológica, aunque claramente la conclusión será la misma: a los chilenos nos gusta la televisión.

Últimamente ha llegado a pensar que la TV, tal como lo postula Ernesto Sábato en el libro “La Resistencia”, pareciera tener un efecto hipnótico en las personas, quizás a consecuencia del efecto de la luz catatónica que emite y que atrae casi de la misma forma como a los insectos, que se acercan a una ampolleta en una noche oscura.

Y no es para menos, si cada vez aparecen aparatos con mejor resolución proyectando imágenes más nítidas, por lo que más que una pantalla, parecieran ser ventanas a un mundo de vidas ficticias.

Lo paradójico es que pese a que se está consciente que no todo lo que ahí aparece es real, la necesidad de estar conectado con el mundo que nos rodea, hace del ver televisión una adicción obligada.

Si no me cree, pregúntese cuántas veces ha prendido el mentado aparato sólo para sentirse acompañado. O cómo después de un par de días sin ver TV, se siente perdido.

Sin embargo, prefiero no ver televisión, porque aunque lo dude, hay vida más allá de este artefacto. Hay libros, hay cines, hay parques, hay plazas, hay cafés…tantas y variadas opciones infinitamente mejores que ver TV.

Especialmente cuando los contenidos ofrecidos son francamente deplorables, que se basan exclusivamente en la banalidad, el voyerismo, la violencia y el erotismo, creando imaginarios colectivos equivocados respecto a los roles del hombre y la mujer dentro de la sociedad.

Por esto me declaro un “resistente” a la cultura de la TV Fast, pese a que arriesgo el no entender por qué todos ríen cuando dicen “ileal”, y a riesgo de quedarme al margen de conversaciones y chistes.

¿Y tú? ¿qué harás? ¿Preferirás ver pelear a dos mujeres en vez de salir a dar una vuelta con tus hijos a la plaza? La respuesta la tienes en tu mano…apagando la TV.