Muchos dicen que el deporte hace a la gente ser noble. Algo que se reflejó en Alemania el pasado martes.

Jugaban el St. Pauli, cuarto en la segunda división de la Bundesliga, que tenía un juego clave en su afán de llegar a los puestos de ascenso, y el Union Berlin, que se ubica séptimo.

El encuentro estaba 1-1 promediando el segundo tiempo cuando Marius Ebbers remataba a gol un centro desde el costado derecho.

Saltaba la barra local con la ventaja transitoria, hasta que el propio Ebbers se acercó al juez del encuentro para indicarle que el gol no era válido, pues había conectado el balón con su mano izquierda. Algo que ni el juez ni el asistente pudieron advertir.

El árbitro anuló la conquista y los jugadores del Berlin quisieron agradecerle al delantero por su gesto, los apartó rápidamente con su brazo.

Al final, St. Pauli se llevó el encuentro en el tiempo de adición.

Observa la secuencia: