La compra de la aplicación para compartir fotos Instagram por parte de Facebook no dejó a todos contentos: los fanáticos más duros se quejan de la operación y consideran que ha llegado la hora de presionar el botón “borrar”.

Twitter y otras redes sociales reflejaban el miércoles el enojo contra Facebook, pintado como un monstruo que pisoteaba a una indefensa comunidad de personas creativas y de espíritu libre.

“Creo que es hora de borrar mi aplicación Instagram antes de que Facebook la arruine”, decía renegando Charlie Robinson en Twitter.

“Facebook acaba de comprar Instagram. Otra cosa para borrar”, se quejaba Jay El Niño García en otro tweet.

El lunes, Facebook anunció que alcanzó un acuerdo para la compra de Instagram -que tiene sólo 14 empleados- por 1.000 millones de dólares en efectivo y en acciones de la compañía.

Instagram, sin volumen de negocios en el sentido tradicional del término, puesto que es una aplicación gratuita, habría generado para sus propietarios 1,8 millones de dólares diarios en sus 551 días de existencia al valor que fue pagada.

El éxito de Instagram se resume en algunos datos publicados en su página de internet: más de 30 millones de usuarios inscritos, más de 1.000 millones de fotos publicadas a un ritmo anual de cinco millones de fotos por día, con 575 alertas de “me gusta” en Facebook y 81 comentarios por segundo.

Según analistas de Crimson Hexagon, empresa especializada en el estudio de contenido de redes sociales, sólo el 12% de las 201.000 menciones de la operación en Twitter son positivas. Un 10% marcó “no me gusta” en Facebook y otro 10% prometió borrarse de Instagram.

¿Pero por qué semejante enojo?
Facebook es inmensamente popular y tiene la misma misión básica de Instagram: alentar a la gente a construir redes virtuales donde compartir sus vidas.

Pero para los usuarios de Instagram, su aplicación con estatus de culto es muy diferente al masivo Facebook, ya que no hay publicidades y la data personal de los usuarios no se vende a compañías.

El punto principal es compartir fotos, pero para los “duros” de Instagram el tráfico de imágenes de un teléfono celular a otro es visto como seguro comparado con los problemas de privacidad que se dice tiene Facebook.

“Su capacidad de permitir a sus usuarios mantener el límite entre lo público y lo privado nos dio un pequeño respiro de la omnipresencia de Facebook, y ver que eso se pierde es duro”, escribió Jenna Wortham en el blog sobre temas tecnológicos del diario The New York Times.

“La venta de Instagram trae una dura realidad a la vista de todos: darse cuenta de que los lugares secretos o espacios privados en los que podemos compartir cosas con nuestros amigos están desapareciendo. Los pocos refugios seguros que existen están siendo rápidamente invadidos o están en la lista de compras de compañías como Google, Apple o Facebook”, agregó.

La revista New York comparó a Facebook con una nave espacial extraterrestre y dijo que “para algunos usuarios esto parece una capitulación”.

El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, salió a calmar a los puristas y aseguró que podrán mantener sus cuentas en Instagram y sus seguidores separados de Facebook.