Aún recuerdo cuando a un reconocido presidente de la Sociedad de Derechos de Autor, en una presentación le ocurrió una bochornosa situación, el computador que estaba utilizando acusó, frente a un numeroso y atento público, que el software que usaba era pirata. Ante el incómodo episodio, esta persona no tuvo otra salida que renunciar a su cargo… “En casa de herrero, cuchillo de palo” dijeron por ahí.

Esta “anécdota” no hace más que reflejar el poco peso que le damos al problema de la piratería en nuestro país. Si bien se ha generado un mínimo debate provocado por la controversia de la ley SOPA, los contras que tiene utilizar softwares y hardwares que no cuentan con licencias legítimas aún no forman parte del conocimiento público.

No han sido pocos los medios de comunicación que han publicado acerca de la detención del líder de Megaupload y de un colaborador de Cuevana, ambos procesados por piratería. Las repercusiones de estos casos y el apoyo de la opinión pública han sido, por decir lo menos, energético.

Sin embargo, como usuarios, no está claro lo que significa faltar a la ley de propiedad intelectual y a la gran pérdida, tanto económica como en imagen, que sufre el país respecto de este delito. De acuerdo a lo informado por los medios, en nuestro país el 62% del software existente es pirata, índice que nos deja como el país que más incurre en este delito al interior de la OCDE.

Sólo durante 2010, las pérdidas que tuvo Chile por conceptos de piratería alcanzaron los US$350 millones, cifra que nos hace estar entre los cinco países de Latinoamérica con más pérdida de recursos debido al uso de software no autorizado.

Pero usted podría estar pensando qué tiene que ver este líder gremial en temas tan técnicos, y yo podría responderle que mucho, ya que esta falta que vemos como algo tan “simple” y/o “usual” podría comenzar a afectar nuestras exportaciones.

De un tiempo hasta ahora, varios estados de EEUU han comenzado a operar bajo la Ley Unfair Competition Act, que determina que empresas del sector manufacturero que exportan a dicho país deben garantizar que utilizan software y hardware con licencias legítimas, en un esfuerzo por hacer la competencia más limpia y en las mismas condiciones para todos.

Entre las consecuencias que se prevé puedan surgir por las faltas a esta ley, destacan la compensación por daños directos y la posibilidad de que se restrinja la venta de los productos del fabricante.

Por este motivo, parece a lo menos trascendental que nuestras empresas comiencen a tomar conciencia de los beneficios que trae utilizar programas originales, como por ejemplo, contar con acceso al soporte del fabricante de software, apoyo en documentación, componentes y funciones proporcionados por la firma y el acceso a todas las actualizaciones.

Al contrario, al utilizar softwares falsificados exponemos a nuestros clientes a pérdida de información, virus, costos adicionales de mantención, restauración de sistemas, recuperación de datos y posibles multas e indemnizaciones.

A esto se agrega el hecho de tener menos puntuación en licitaciones, sobre todo las de carácter internacional, que incluyen en sus bases la necesidad de que la empresa cuente con software original, con la finalidad de evitar cualquier responsabilidad indirecta.

Ahora bien, usted podría alegarme que los precios de los originales versus los falsificados son bastante menos convenientes, sin embargo, además de los problemas que ya he descrito, que podrían hacerle pagar hasta el doble, este argumento no es excusa, pues el Gobierno, a través de la Agenda de Impulso Competitivo, eliminó el impuesto especial del 15% sobre la importación a Chile de software de carácter estandarizado, lo que disminuye de alguna forma los precios.

En este contexto, el gremio que presido, Asexma Chile, junto a otras entidades, ha decidido adherir a la campaña Juega Limpio, que pretende crear conciencia en la industria respecto de la importancia de la competencia leal y del rechazo a la piratería.

Ya sabemos, no hay pretextos. Dejemos los eufemismos, la piratería es un delito y no podemos seguir haciéndonos los locos. Al final nosotros mismos nos estamos jugando un flaco favor y lo peor es que es a nivel internacional.

Roberto Fantuzzi H.
Presidente de Asexma Chile A.G.