El rescate de los nueve mineros que están atrapados desde hace cuatro días en un socavón del sur de Perú podría demandar de dos a tres días de trabajo, afirmaron este domingo los socorristas que trabajan en el lugar.

“Teniendo todo el material que se necesita, el rescate nos demoraría otros dos días”, dijo al citar a socorristas el primer ministro peruano Oscar Valdés, quien visitó la mina donde están atrapados los mineros, que se halla en una montaña rocosa y terrosa en la región de Ica, 325 km al sur de Lima.

Poco antes de dar la información, Valdés escuchó un resumen de las operaciones de salvamento de un coordinador del operativo de socorro que le señaló que “el rescate tardaría de dos a tres días más, (porque) necesitamos madera y planchas” para apoyar las galerías del socavón.

Los mineros se encuentran a algunos metros de los socorristas, pero el derrumbe constante de escombros dificulta las tareas de llegar hasta ellos.

Los nueve mineros reciben líquidos rehidratantes y oxígeno a través de un tubo metálico por el cual también se comunican con los rescatistas.

El ingeniero de minas César Alarcón Medina, quien se hizo presente en el lugar para dar su apoyo solidario, señaló a la AFP que el socavón bloqueado está en una zona de curva y según sus cálculos tiene un ancho de unos cinco metros.

Alarcón prefiere no señalar en cuánto tiempo podrán sacar a los mineros: “Todo depende de lo que vayamos encontrando” a medida que avanza la excavación.

“A causa de los derrumbes de la noche del sábado no se sabe con precisión la distancia que existe entre los socorristas y los mineros, pero la comunicación se mantiene”, dijo a la AFP Erin Gómez, secretario provincial de Defensa Civil en Ica, ciudad ubicada 325 km al sur de Lima.

En el exterior del socavón un grupo de socorristas corta pilones de madera para llevarlos al interior y colocarlos como soportes para evitar que caigan más escombros, según constató la AFP.

Las edades de los mineros fluctúan entre 59 años, el mayor, y 22 el más joven. Entre ellos hay un padre y su hijo, Jacinto y Roger Pariona, y los hermanos Juan y Santiago Tapia.

En el exterior del socavón, que asemeja una cueva dado que está a mitad de un cerro, se improvisó un campamento donde permanecen unas 80 personas, entre familiares, policías, bomberos y mineros.

La mina Cabeza de Negro es un yacimiento artesanal e informal explotada en condiciones precarias luego que la mina fuera abandonada hace más de dos décadas por sus propietarios.