Al menos 1.820 emigrantes mexicanos han muerto en su intento de entrar ilegalmente a Estados Unidos desde diciembre de 2006 y 706 de ellos no han podido ser identificados, según datos de la cancillería de México revelados este viernes en la prensa local.

“El reforzamiento de ciertos cruces fronterizos por parte de la autoridad migratoria (de Estados Unidos) ha hecho que la gente que trafica a los migrantes los haga ir por estas rutas inhóspitas y muchas veces es lo que ocasiona su muerte”, afirmó el director de Políticas de Protección del ministerio de Relaciones Exteriores, Euclides del Moral, al diario Reforma.

La mayoría de los fallecimientos se produjo en el estado de Arizona (suroeste), separado de México por un árido desierto en el que se internan muchos emigrantes indocumentados, y las principales causas de muerte son deshidratación, ahogamiento, accidente de tráfico o hipotermia.

No obstante, pese al trágico balance, obtenido de los datos que proporcionan las autoridades estadounidenses a los consulados mexicanos, la cifra de fallecimientos está en descenso, pues pasó de 443 en 2005 a 325 el año pasado, según la cancillería, que lo atribuyó al descenso del flujo de emigrantes desde México.

De los más de 1.800 fallecidos en el último lustro, “hay un número importante de personas que no están reconocidas, que sus restos permanecen en las oficinas de los médicos forenses” estadounidenses, agregó Del Moral.

“Hay veces que se encuentran simplemente algunos huesos”, lamentó el funcionario, que explicó que en algunos casos ni siquiera se puede determinar el sexo de las personas muertas.

Miles de mexicanos cruzan cada año de forma ilegal a Estados Unidos por algún punto de los poco más de 3.000 kilómetros de frontera terrestre común, por donde además pasan decenas de miles de ciudadanos de otros países, principalmente centroamericanos, tras atravesar México.