El artista contestatario chino Ai Weiwei anunció este jueves que las autoridades le impusieron desconectar las cámaras conectadas a internet que había instalado en su domicilio de Pekín para, burlarse de la vigilancia constante a la que es sometido.

“Me pidieron ayer que las apagara, tras 46 horas en funcionamiento”, declaró a la AFP el disidente, y precisó que recibió esta “orden estricta” por teléfono.

Añadió que las autoridades no precisaron el motivo. “Nunca lo hacen, nunca supe el motivo de mis 81 días de detención”.

Ai Weiwei estuvo detenido en un lugar desconocido desde principios de abril hasta finales de junio de 2011, lo cual provocó una ola de protestas a nivel internacional. Desde entonces vive bajo estrecho control de la policía y no puede abandonar Pekín.

En frente de su domicilio-taller, en el barrio de Caochangdi, donde están reagrupadas las galerías artísticas de vanguardia, las autoridades mantienen en permanencia un sistema de video-vigilancia.

Al instalar en su domicilio cuatro cámaras suplementarias, cuyas imágenes se podían ver en la dirección http://weiweicam.com, Ai Weiwei hizo honor al sentido de la provocación que le caracteriza e irrita al poder en China.

“Yo les expliqué: tienen ustedes 15 cámaras que me apuntan, y la cámara que instalé en mi dormitorio es exactamente la misma que tenía encima de la cabeza durante los 81 días de detención. Entonces, les hago un favor al permitirles conservar una vigilancia estrecha de mis actos y gestos”, contó el pintor, escultor y artista plástico.

El artista, que no escatima sus críticas al Partido Comunista china, recibió en noviembre pasado un requerimiento para pagar al fisco una suma de 15 millones de yuanes (1,7 millones de euros).

Gracias a la movilización de 30.000 chinos, pudo pagar la garantía necesaria para presentar un recurso contra el requerimiento, destinado en su opinión a castigar su desmesurada libertad de palabra.

Las autoridades aceptaron reconsiderar el requerimiento y el trámite está en curso.