El presidente peruano, Ollanta Humala, declaró el jueves que el autogolpe de Estado del 5 de abril de 1992 del entonces mandatario Alberto Fujimori abrió las puertas a la ruptura de la democracia, la corrupción e impunidad.

“La ruptura de la democracia llevó a una serie de problemas de corrupción, traición a la patria, de impunidad ante el Estado de una clase política”, dijo Humala a periodistas al responder sobre el impacto en la sociedad de esa medida extrema 20 años después.

“Esto tiene que quedar en la historia para que no se vuelva a repetir”, subrayó el presidente peruano, que en octubre del 2000 protagonizó un frustrado alzamiento militar contra la tercera elección de Fujimori (1990-2000).

El presidente peruano recordó que la justicia tiene aún pendientes sancionar a quienes delinquieron durante la década que gobernó Fujimori, así como recuperar fondos públicos que se depositaron en bancos del extranjero.

El aniversario ha sido recordado estos días por la prensa local con amplia información condenando la medida de fuerza por el daño que representó para la democracia en Perú.

A dos décadas del 5 de abril, Fujimori, de 73 años, cumple una condena de 25 años de cárcel desde 2009 por violaciones a los derechos humanos en el contexto del conflicto interno contra la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso.

La paradoja es que 20 años después de ese autogolpe por el cual Fujimori disolvió el congreso y gobernó con plenos poderes hasta su reelección en 1995, el ‘fujimorismo’ mantiene su vigencia como la primera fuerza de oposición.

El autogolpe tuvo un amplio respaldo entre los peruanos, aunque la mayoría lo considera hoy una experiencia que no debería repetirse.

El martes, Keiko Fujimori, hija del ex mandatario y ex candidata presidencial, afirmó que se trató de “una medida excepcional que nunca debe repetirse” y admitió que “se cometieron excesos y graves errores”.

No obstante, justificó esa decisión, alegando que se tomó en “un momento dramático y excepcional cuando los terroristas de Sendero Luminoso dinamitaban la capital todos los días” y cuando el país estaba saliendo de la hiperinflación que había dejado el primer gobierno del socialdemócrata Alan García (1985-1990).

El gobierno de su padre “sentó las bases del actual crecimiento económico del país, un modelo que ha sido respetado por los siguientes mandatarios”, dijo Keiko.