Lollapalooza 2012 cumplió y superó las expectativas, repletando el Parque O’Higgins con 50 mil personas en su primer día y más de 100 mil en el segundo. Se trata del festival internacional más importante que ha llegado a nuestro país, y que tiene como característica el congregar exponentes de alto nivel, artistas que por lo general se encuentran en su mejor momento musical. Asimismo genera una instancia de intercambio cultural, atrayendo a muchos extranjeros que desean disfrutar de un evento único en Sudamérica.

El primer punto destacable de esta, la segunda edición de Lollapalooza Chile, fue la mejora en la organización, que no repitió los errores del año pasado y, por ejemplo, se encargó de distribuir a las bandas de tal manera de no saturar los escenarios, a pesar de que algunos shows estuvieron al límite como el caso de Skrillex y su presentación en el Movistar Arena.

Además fue notorio el cambio en las medidas de seguridad, llegando a tal nivel que este año no se registraron situaciones peligrosas para los asistentes e incluso se pudo ver como los puntos de primeros auxilios permanecían casi vacíos durante ambos días.

En cuanto a lo musical, si bien durante la jornada del sábado se realizaron notables presentaciones que tuvieron como plato fuerte a Björk, Arctic Monkeys y Gogol Bordello, el día domingo se convirtió en un “banquete” de artistas que cerró con el poderoso performance de Foo Fighters.

Los primeros en marcar la pauta del 1 de abril fueron Foster the People, quienes pasadas las 13:30 horas y ante la mirada de unos 6 mil fans crearon un espontáneo carnaval de baile que logró poner en movimiento al acalorado público del Claro Stage.

Inmediatamente terminado el show la fiesta se trasladó hasta el escenario Coca Cola, donde los británicos de Friendly Fires se encargaban de mantener encendida la tarde y hacían imposible no mover los pies interpretando temas como Love Sick, Jump in The Pool o Live Those Days Tonight.

Más tarde fue el turno de Band of Horses, TV on the Radio y Joan Jett, quien a pesar de algunos problemas técnicos y de la caída de una pequeña cámara aérea en el escenario, se encargó de llevar un show de antaño al Parque O’Higgins, haciendo que unas 15 mil personas corearan “I Love Rock and Roll” en la antesala del esperado cierre.

A las 19:30 horas vino una de las sorpresas de la tarde, cuando Sony Moore, más conocido como Skrillex, salió al escenario ante un repleto Movistar Arena, y con bandera Wenufoye en mano comenzó show bajo la consigna “¡Fuerza Mapuche!”.

Poco más de una hora de intenso Dupstep mantuvo saltando y bailando al público que desesperadamente ingresó a la arena, casi saturándola durante el inicio de la presentación.

Finalmente al caer la tarde comenzó el momento más esperado del festival, que estalló con los acordes de All My Life en la primera visita de Foo Fighters a nuestro país.

Dave Grohl demostró el peso que tiene dentro del mundo musical, la historia que lo precede y el nuevo camino que se ha creado a partir de su gran cantidad de éxitos. El frontman de la banda salió a dejar su marca interactuando constantemente con el público, incluso dándose el lujo de hacerlos callar a su antojo entre risas y anécdotas.

Eso sí, los problemas de sonido del Claro Stage se repitieron con FF, pero no fueron impedimento para que las cerca de 70 mil personas que se quedaron a presenciar el espectáculo corearan las 21 canciones que dieron vida al show más largo de la jornada.

Como era de esperarse el cierre se realizó con el mega clásico de la banda, Everlong, poniendo fin al momento más eufórico de un festival que sigue marcando pauta.

Ahora bien, el evento superó a su primera edición y dejó en claro que todo “melómano” debería disfrutar de instancias como aquella, no por un asunto de status musical ni por la moda de vivir en la línea “Hipster Alternativo”, como muchos lo han catalogado, sino porque realmente es una instancia que está haciendo historia.

Bandas nacionales e internacionales sonando en todo minuto para el deleite de los gustos más variados, toneladas de diversión en un ambiente limpio que contó con la ayuda de cientos de voluntarios del “Rock & Recycle”.

Realmente es una experiencia que se debe vivir, saliendo del prejuicio que por lo general se deja caer sobre los festivales masivos de alto costo.

En todo caso la diferencia fundamental con otros conciertos es que Lollapalooza no vive del pasado, por muy respetable que sea el congregar a bandas de antaño, la esencia de este festival es abrir la posibilidad de disfrutar de lo mejor del momento, de artistas que futuramente podrían convertirse en clásicos de la música.

La respuesta ante esto se refleja en el público, ya que ni el calor ni el las largas caminatas pudieron mermar los ánimos de los miles de fanáticos que deambularon de escenario en escenario, llevándose el recuerdo de haber vivido y sentido cada acorde y sonido en la piel.

En resumen, motivos para no perdérselo hay de sobra, en especial porque es un festival que promete, que seguirá creciendo durante las próximas ediciones y que está posicionando a Chile como destino habitual dentro del mapa musical.

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