Las mujeres que consumen soja de adultas y que sufren de cáncer de mamá podrían correr el riesgo de convertirse en resistentes al tratamiento, según una investigación publicada en Estados Unidos este lunes.

Un estudio en ratas de laboratorio mostró que aquellas que fueron alimentadas con soja durante toda su vida respondieron bien al popular tratamiento de cáncer de mamá tamoxifen, mientras las que comenzaron a tomar el alimento como adultas y luego de haber desarrollado el cáncer, eran resistentes al mismo.

La investigación ofrece indicios de posibles razones por las que el tamoxifen deja de funcionar y permite que los tumores se reproduzcan de nuevo en algunas mujeres, afirmaron los científicos de la Universidad Georgetown, que presentaron sus conclusiones en una conferencia en Chicago.

“Los resultados sugieren que las mujeres occidentales que consumieron soja como adultos deberían dejar de hacerlo al ser diagnósticadas de cáncer de mama”, dijo la autora principal del estudio, Leena Hilakivi-Clarke, profesora de oncología en Georgetown.

La soja contiene isoflavonoides que imitan la producción de estrógeno en el cuerpo, solo a niveles muy bajos, y es considerada una fuente de proteína saludable, que se encuentra en comidas como el tofú, el miso, porotos verdes y la leche de soja.

Sus potenciales beneficios contra el cáncer de mama están vinculadas a unos bajos niveles de receptores hormonales positivos que se observan en mujeres asiáticas, que viven en lugares donde el consumo de soja es común.

Dado que el tamoxifen se prescribe típicamente a pacientes de cáncer de mama con receptores de estrógeno o progesterona de tipos de tumores de receptor positivo, las conclusiones del estudio indican que la adopción de una dieta de soja en la parte adulta de la vida podría anular el efecto de ese tratamiento médico.