Cientos de habitantes de Villavicencio acompañaron este domingo en una misa a los familiares de diez policías y militares secuestrados hace más de doce años en Colombia por la guerrilla FARC, que se espera sean liberados entre lunes y miércoles.

La catedral de Nuestra Señora del Carmen, en el centro de Villavicencio (110 kms al sur de Bogotá), ciudad desde donde debe partir este lunes la misión humanitaria que irá a buscar a los uniformados rehenes, se colmó de personas que pidieron el fin del secuestro en Colombia en una misa de ramos.

La fachada blanca de la catedral lucía enormes pancartas con las fotos de los policías y militares rehenes, que también fueron colocadas en el aeropuerto y en las calles de la ciudad.

“Celebramos el regreso a la vida y a la libertad de nuestros héroes de la patria”, decía uno de los carteles.

A las puertas de la catedral, Miriam Lasso, hermana del sargento de la Policía César Augusto Lasso, se mostró ansiosa.

“Esperamos la liberación de mi hermano, que nunca debió ser secuestrado por la guerrilla. Esperamos poder abrazarlo”, dijo al agradecer las gestiones de la ex senadora y facilitadora de las liberaciones, Piedad Córdoba, y de su grupo Colombianos y Colombianas por la Paz.

El sargento Lasso fue secuestrado el 1 de noviembre de 1998 durante la toma al cuartel de Policía de la ciudad de Mitú. Es considerado como uno de los rehenes más antiguos del mundo.

En la misa estuvieron presentes Córdoba y otros integrantes de Colombianos y Colombianas por la Paz, así como Alan Jara, gobernador del departamento de Meta, cuya capital es Villavicencio, y quien también fue rehén de las FARC durante más de siete años, hasta su liberación en 2009.

Además, acudieron la guatemalteca Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz; la activista mexicana por los derechos humanos Margarita Zapata, y la argentina Mirta Acuña, fundadora de Madres de la Plaza de Mayo, invitadas por el colectivo Colombianos y Colombianas por la Paz.

“Vine a acompañar este proceso, como un acto que ayude a la paz de Colombia y su pueblo. Suramérica sufre muchos conflictos internos y solidarizándonos con nuestros pueblos hermanos podríamos lograrlo”, dijo Menchú a la AFP, antes de entrar a la misa.

Fuera de la catedral se encontraban reunidos familiares de rehenes civiles que no están incluidos en el grupo de los que quedarán en libertad con este operativo y que piden no se les olvide.

“Deseo la liberación de estos policías y militares, pero también la de muchos colombianos que permanecen retenidos o fueron desaparecidos por las FARC, el ELN (Ejército de Liberación Nacional), paramilitares, narcotraficantes y delincuentes”, dijo a la AFP Mariela Patiño, quien asegura que su hijo Manuel Castro fue secuestrado en 2003, cuando prestaba servicio militar con 20 años.

Cerca de esta mujer se encontraba otra madre, Silvia Serna, quien afirma que su hijo Edson Páez, un estudiante universitario, fue secuestrado en Villavicencio en 2011 por guerrilleros de las FARC.

“En noviembre pasado le pagamos a la guerrilla 200 millones de pesos (unos 114.000 dólares). Pero no lo liberaron y pidieron otro pago. Ni el gobierno ni las ONG nos ayudan . Solo gestionan las liberaciones de los uniformados”, dice con amargura.

“Tengo miedo de que si volvemos a pagar nos sigan pidiendo dinero, pero también me da miedo que si no pagamos lo puedan matar”, añade, al precisar que recibió una prueba de sobrevivencia del joven y por ello vendió una tienda y pidió préstamos a los amigos para hacer el primer pago.

Los 10 policías y militares que deben ser liberados esta semana serían los últimos uniformados en poder de las FARC. La guerrilla ha prometido cesar el secuestro de civiles con fines de extorsión, pero se desconoce cuántos tendría todavía cautivos.

Las FARC, fundadas en 1964, son la principal guerrilla de Colombia, con unos 9.200 combatientes. Recientemente, han planteado un diálogo al gobierno del presidente Juan Manuel Santos, quien exige como paso previo el fin del secuestro, los atentados y el reclutamiento de menores.