Tiger Woods, quien ganó el domingo en el torneo Arnold Palmer Invitational de Orlando (Florida) su primer título desde el 2009, dio un rugido de alerta a los favoritos al Másters de Augusta, a menos de dos semanas del primero de los cuatro torneos del Gran Slam de la PGA.

Como en sus mejores tiempos, Woods se hizo de la punta del certamen floridano desde la segunda ronda y no cedió terreno en las restantes jornadas, pese a las adversas condiciones meteorológicas y la presión de rivales de mérito.

“Estoy muy contento, no hay duda. Espero seguir con este impulso hasta el Másters. Todo está ocurriendo en el momento adecuado”, aseguró Woods tras ganar el evento, poniendo fin a una sequía de casi 30 meses.

Vencedor de catorce torneos mayores, Woods había obtenido su último título el 15 de noviembre de 2009, cuando ganó el Masters de Australia.

Poco después de ese triunfo, un trivial accidente de auto hizo estallar el escándalo sexual que arruinó su matrimonio y afectó su carrera, haciéndole perder la posición de número uno mundial.

El asunto de faldas también dio lugar a que importantes patrocinadores le dieran la espalda, perdiendo jugosos contratos comerciales, y dejó una melladura en su imagen global como primer atleta en la historia en obtener mil millones de dólares en ganancias.

Durante esos 30 meses de oscuridad, Woods fue asaltado también por numerosas lesiones, causantes en gran medida del ajuste de swing que debió hacer en su juego.

Todo esto afectó su rendimiento y le hizo caer más allá del lugar 50 del ranking mundial, que llegó a liderar una vez por 281 semanas consecutivas antes de su espectacular caída en desgracia.

“Estoy agradecido por muchas personas que me ayudaron. Todos ustedes saben quienes son. Ha sido duro”, confesó Woods a los periodistas.

El golfista de 36 años ya venía dando incidios de su recuperación al ganar en diciembre pasado el torneo World Challenge, un evento por invitación que él organiza cada año en California con fines humanitarios, pero que no está aprobado oficialmente por el circuito de la PGA.

Un mes antes, en noviembre de 2011, había hecho un buen papel para ayudar a Estados Unidos a ganar la Copa Presidentes, una competición por equipos.

“He mejorado, y eso es lo principal. He estado cerca (de ganar) en una serie de torneos. Sólo era cuestión de mantener el rumbo y mantenerse paciente, de seguir trabajando para perfeccionar lo que estábamos haciendo”, declaró.

El próximo torneo de Woods será el histórico Másters de Augusta, en el estado de Georgia (sureste), donde intentará ganar su primer torneo del Gran Slam desde junio de 2008 cuando se impuso en el Abierto de Estados Unidos de Torrey Pines (California).

Woods ha ganado el Másters en cuatro ocasiones desde 2005, y fue el torneo que escogió para hacer su reaparición en abril de 2010, después de poner su carrera en suspenso durante cuatro meses por sus problemas personales.

Su triunfo en Orlando da una campanada de advertencia a la camada de golfistas que le han sucedido en el trono de la PGA, entre ellos el actual número uno, el inglés Luke Donald, y sus perseguidores, el norirlandés Rory McIlroy, el británico Lee Westwood y el alemán Martin Kaymer.

Fue precisamente en Augusta donde el ‘Tigre’ de la PGA dio su primer gran rugido, a los 21 años, cuando ganó el primero de los 14 títulos de Gran Slam de su carrera.

Woods no renuncia al sueño de empatar y rebasar la marca de 18 ‘Majors’ que ostenta su legendario compatriota Jack Nicklaus, uno de los que siempre creyó que el Tigre saldría de la jungla de problemas y lesiones para rugir de nuevo en los campos del golf.