Privados que compraron departamentos que durante el terremoto colapsaron, no ven mayores alternativas posteriores a las demoliciones de sus estructuras que organizarse y vender los terrenos. Como existió durante todo el proceso desde el 27 de febrero de 2010, las trabas no son pocas.

La gran mayoría de propietarios de departamentos colapsados, además de mantener litigio judicial o civil en contra de sus inmobiliarias y constructoras, ahora enfrentan el dilema de qué hacer con el nuevo sitio eriazo que las demoliciones están aportando a la ciudad.

Se trata de cinco edificios que dejarán terrenos vacíos, donde antes del terremoto hubo cientos de propietarios viviendo en altas estructuras, que ahora desaparecen en Concepción.

Alto Río, el edificio más emblemático y cuya caída provocó la pérdida de 8 vidas, será la excepción en términos de la venta de los terrenos. Sus propietarios organizados, o al menos una parte importante de ellos, estimó que el terreno quedará en sus manos, y no pretenden mantener el sitio eriazo, sino como un aporte a la memoria, a la educación y la cultura. Para eso, planean construir las dependencias de la fundación Alto Río, sin embargo, de igual manera habría venta entre ellos, según Mónica Molina, una de sus voceras.

El resto de los edificios sí piensa en vender y dividir los dineros para compensar en parte los daños ocasionados por la pérdida material de sus estructuras, sus bienes y el daño posterior de volver a comprar inmuebles, arrendar y más aún, pagar abogados, asesorías, seguros, sin la colaboración de sus inmobiliarias, en lo que coinciden.

Plaza del Río, una de las comunidades de vecinos más organizada, tiene los pasos claros, pero de igual manera con trabas, como la reunión de la totalidad de los propietarios que deben ser firmantes al momento de vender. Aunque recién están en proceso de iniciar demoliciones, y más aún, sólo de una de las torres de su edificio completo. Guillermo Ruz, vocero de los vecinos, comentó las intenciones.

Otra de las trabas la conoce el Edificio Centro Mayor de calle Freire, el que calculan sus propietarios comenzará a ser demolido en septiembre próximo, sin embargo, pese a coincidir con la venta, ya avisoran una traba que se deduce de los seguros adquiridos al momento de comprar vía crédito hipotecario, según explicó Carolina Carrasco, una de sus voceras.

El cuadro lo completa en el centro penquista Alto Arauco 2 de calle Carrera y Torre Libertad de Lincoyán ya demolidos, mientras la Torre O’Higgins quedó en la mitad de su porte, en litigio, donde debiera reconstruir sus diez pisos demolidos.