Mi artículo de hoy se basa, simplemente, en la evaluación e imagen que tiene la institución de Carabineros en la ciudadanía y en la reprochable labor del Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, como máxima autoridad de velar por el orden público.

Es justo y necesario, antes recordar cuando fue su mejor momento, después del fin de la dictadura militar.

Por ello, con emoción se me viene a la mente, el ex General Director de Carabineros, José Alejandro Bernales Ramírez, quien falleció en Panamá, el 29 de mayo del 2008, en un trágico accidente de aviación, que conmovió a la mayoría de los chilenos.

Apodado como el “General del Pueblo”, por su carisma y cercanía con la gente, ya que era común en él verlo en terreno trabajando junto a vecinos de las comunas que visitaba, escuchando sus peticiones, sobre todo, lo que se refería al combate contra de la delincuencia.

Extremadamente preocupado de los miembros de la institución policial, tuvo que enfrentar los asesinatos de varios carabineros en servicio, como por ejemplo, los cabos Luis Moyano, Cristián Vera, Carlos Cuevas y Job Burgos. De ahí se hicieron reconocidas sus frases con gran repercusión ante la opinión pública, tales como, “No se duerman, que los vamos a encontrar” o “Matar a un carabinero, es matar al Derecho y matar al país”.

Para muchos, fue obra de Bernales la que llevó a la institución, entre los años 2008 y 2009, a que se convirtiera en la institución pública con mejor evaluación por parte de los chilenos.

Lamentablemente, esta adhesión fue cayendo en formas paulatina, en los años 2010, 2011 y lo que va el 2012, por el proceder que ha tenido frente a las marchas y/o protestas encabezadas por los diversos movimientos sociales, tales como, los estudiantes y el caso Aysén, entre otros.

Antes de explicar, el por qué de la situación, quisiera dejar en claro, que defiendo el proceder de la policía en las manifestaciones, cuando debe reprimir al lumpen infiltrado en ellas, y en cualquier hecho, donde haya violencia y desmanes, no así cuando agrede a quienes se expresan en forma pacífica. A la vez, me opongo y rechazo, con la misma fuerza, a los delincuentes que los atacan y agreden cobardemente, sin dar la cara.

El gran responsable, para mi gusto, de enlodar la imagen de Carabineros de Chile, en estos dos últimos años, es el Ministro del interior, Rodrigo Hinzpeter, quien se ha esforzado en tirar por la borda, el posicionamiento que tenía la institución en la población, antes de que asumiera como Jefe de Gabinete.

Su actuar como autoridad, es digno de una dictadura, que nos hace recordar los años ’80, época en que se violaban los derechos humanos como nunca en Chile. Su proceder, no va sólo en busca de combatir a quienes atentan contra el orden público, sino que derechamente, a reprimir con violencia a quienes lo hacen en forma pacífica, con hechos bochornosos, donde entre otros, profesionales de la prensa, transeúntes e incluso en alguna oportunidad, una mujer embarazada, han sido víctimas de golpizas por parte de los uniformados.

Es por ello, que Hinzpeter, es responsable directo de la baja evaluación que tiene en la actualidad Carabineros, ya que descarto que sus miembros actúen por sí solos, empezando por su General Director actual, Gustavo Adolfo González Jure. Ellos reciben órdenes, en este caso, del Jefe de Gabinete.

Algunos ejemplos de lo afirmado anteriormente:

Hay imágenes muy comprometedoras en el accionar de la policía en las protestas, donde éstas delatan agresiones en forma descarada, como por ejemplo, cuando en Valparaíso un miembro de Fuerzas Especiales, le metía el fúsil por el pantalón a un hombre que iba pasando por el lugar.

Impresentable fue lo acontecido con el caso del menor Manuel Gutiérrez, de 16 años, quien falleció (por no decir que fue asesinado) en la madrugada del viernes 26 de agosto del 2010, en la comuna de Macul (Santiago), a causa de un impacto de bala que un efectivo policial efectuó en las cercanías de las barricadas.

En el programa periodístico “En la Mira” de Chilevisión, dejó en evidencia que Carabineros manda uniformados de civil, como infiltrados en las distintas manifestaciones o protestas ciudadanas.

Otro ejemplo es en Aysén, donde en estos días hemos imágenes, donde disparan bombas lagrimógenas directo a los habitantes de la comuna, ingresando sin autorización a casas particulares, golpeando en forma indiscriminada a gente que sólo transitaba por el lugar.

Es el mismo senador por esa zona, el RN Antonio Horvath, ha denunciado, en reiteradas ocasiones, que Carabineros ha atacado con bombas lacrimógenas a personas inocentes en sus casas.

¿Me pregunto si vale la pena enviar un numeroso contingente de Fuerzas Especiales a la zona, además de todo su equipamiento para reprimir? ¿Quién paga los altísimos costos del traslado? ¿Cuánto está gastando el estado en bombas lágrimogenas, balines, etcétera?

Podría enumerar muchas situaciones similares.

Lo que inquieta es tener a un Ministro del Interior, como Hinzpeter, que intenta apagar los incendios con bencina, ordenando a Carabineros a actuar en forma desmedida, lo que provoca un rechazo, no sólo de quienes se manifiestan por sus demandas, sino que el de la mayoría de los chilenos.

Da la impresión, de que está sentado en su escritorio esperando poder aplicar la famosa Ley de Seguridad del Estado, al acecho de que llegue el minuto de dar la orden a la policía de que salgan a reprimir con todo, como si fuera a jugar al ataque en un partido de fútbol.

Al parecer, don Rodrigo no comprende que los problemas de la gente no se solucionan mandando un regimiento de las fuerzas de orden y agrandando los desmanes infiltrando a civiles, como una manera de silenciar la realidad.

Las demandas estudiantiles, de Aysén y todas las que se vienen este 2012, no se solucionan a punta de lacrimógenas, balines o lumazos. Hinzpeter ha hecho todo mal, haciendo un daño político inmenso al presidente Sebastián Piñera. Presumo que tiene un tranca, a lo mejor, no pudo jugar en su infancia a los soldaditos.

Raya a la suma. Molesta a los millones de chilenos que valoramos la labor de Carabineros de Chile, que ésta se vea menospreciada por los constantes errores del Jefe de Gabinete. Lamento que se dé el lujo de hacer el ridículo en forma permanente en las situaciones descritas en este artículo y que dañe inmerecidamente la imagen de la policía uniformada.

Víctor Huidobro es periodista. Vive en Santiago y escribe regularmente en su blog, El Nada Serio. Tiene su cuenta de Twitter en @elnadaserio