La policía egipcia confirmó la noche del domingo al lunes la liberación, en buen estado de salud, de dos turistas brasileñas y dos de sus acompañantes, horas después de que fueran secuestrados, el domingo, por beduinos en el Sinaí.

“Los servicios de seguridad lograron, en cooperación con notables beduinos, la liberación de dos turistas brasileñas que fueron secuestradas junto con un guía y un miembro de la policía turística egipcia. Las cuatro personas fueron liberadas”, declaró a la AFP una fuente policial.

Poco antes, La liberación de ambas turistas, de 45 y 18 de edad, fue anunciada en Brasilia, a la AFP, por un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, que precisó: “sabemos que están bien de salud”.

“Nos han confirmado que fueron liberadas y llevadas al hotel donde están los otros pasajeros del autobús en que viajaban”, dijo el portavoz.

Las dos mujeres, el guía y el policía fueron tomados como rehenes por beduinos, que interceptaron el autobús en que viajaban junto con una treintena de otros turistas brasileños.

El padre de una de las rehenes, Dejair Batista Silveiro, quien fue testigo del secuestro, indicó al portal de noticias G1 que pudo hablar por teléfono con su hija Sara después de la liberación. “Está viva. Hablé con ella por teléfono y me dijo: ‘papá, estoy bien’”, sostuvo.

La otra turista liberada fue identificada como Zelia Magalhaes.

El secuestro se produjo cuando el autobús con 38 turistas volvía del monasterio de Santa Catalina, importante sitio turístico en el sur de la península, según fuentes egipcias de los servicios de seguridad.

Dos beduinos armados con pistolas detuvieron el autobús, y obligaron a las dos brasileñas y a su guía a subir a otro vehículo, que partió hacia las montañas de la península, precisó una de las fuentes.

Según una fuente policial, uno de los secuestradores pedía la liberación de su hijo, condenado a una pena de cárcel por tráfico de drogas y armas.

El 10 de febrero, tres turistas surcoreanas y su guía egipcio fueron secuestrados por beduinos armados, que reclamaban la liberación de prisioneros, y los soltaron al día siguiente.

Una semana antes, dos turistas estadounidenses y su guía fueron secuestrados y liberados horas más tarde por beduinos que tenían la misma reivindicación.

Desde la rebelión que derrocó al presidente Hosni Mubarak en febrero de 2011, Egipto ha vivido estallidos esporádicos de violencia, a veces sangrientos, y un aumento de la criminalidad.

El Sinaí, donde se concentran las estaciones balnearias más lucrativas del país, está habitado en gran parte por beduinos, marginados durante el último régimen y que tomaron las armas en la revuelta que acabó con los casi 30 años de poder de Hosni Mubarak en febrero de 2011.

El secuestro de este domingo es el último de una serie de incidentes violentos que pusieron en aprietos a los militares en el poder, incapaces incluso de defender un gasoducto que suministra a Israel, saboteado 13 veces este año.

Una base militar de la Fuerza Multinacional de Paz y Observadores (MFO), encargada de velar por la aplicación del acuerdo de paz entre Egipto e Israel de 1979, estuvo cercada durante ocho días por beduinos armados que pedían igualmente la liberación de miembros de sus tribus.

El ejército tiene dificultades para controlar a los grupos radicales en esta región desértica y montañosa del este del país. A ello contribuye su escasa presencia del ejército, debido a la desmilitarización del sector contemplada en los acuerdos de paz con Israel.