Cada vez es más común que algunos profesores en el colegio se quejen de los alumnos menos tranquilos y los califiquen como “hiperactivos”, sin saber a ciencia cierta si se está frente a un caso de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o si simplemente es un niño inquieto. Esto conlleva a que exista una especie de “sobrediagnóstico” de la enfermedad, y una gran cantidad de pequeños medicados.

En relación a esto, la psicopedagoga de la ISEP Clinic de Barcelona, Victoria Montoro Blajot, señala que “lo que nos ayuda a distinguir entre niños inquietos y niños con hiperactividad es la cantidad e intensidad de los síntomas, así como su continuidad en el tiempo y en las diferentes situaciones”.

En este sentido, se considera que cuando las conductas se han presentado por más de 6 meses y no existen circunstancias externas que estén desencadenando el comportamiento, se puede estar frente a un cuadro de TDAH.

Lo cierto, es que este trastorno afecta a entre un 5% y 10% de la población infantil, y de acuerdo al Manual Estadístico de Enfermedades Mentales de la Asociación Norteamericana de Psiquiatría, este trastorno es “un desorden quebrantador del comportamiento caracterizado por la inatención y/o hiperactividad e impulsividad(…).

Los síntomas comienzan antes de los 7 años y pueden causar dificultades serias para la vida del hogar o escuela”. Así, el portal mexicano especializado en este trastorno, Proyectodah, explica que el TDAH tiene “factores genéticos y/o neurológicos por una deficiencia en el funcionamiento de neurotransmisores”.

Para saber si tu hijo podría padecer Déficit Atencional e Hiperactividad, te dejamos con uno de los test utilizados por la Sociedad Norteamericana de Psiquiatría para evaluar a los casos sospechosos de TDAH:

Inatención:

1. No presta atención a los detalles y, por descuido, comete errores en las tareas de la escuela, u otras.

2. Le cuesta concentrarse en tareas o en juegos.

3. Regularmente no escucha cuando se le habla directamente.

4. No sigue las instrucciones y no termina las tareas de la escuela u otra responsabilidad (no por oponerse o por no entender las instrucciones).

5. Tiene problemas para organizar actividades.

6. Evita o rechaza tareas que requieran esfuerzo mental por mucho tiempo (como tareas escolares o quehaceres del hogar).

7. Pierde regularmente las cosas que necesita para hacer ciertas tareas o actividades (como juguetes, trabajos escolares, lápices, libros o herramientas).

8. Se distrae con frecuencia.

9. Suele ser olvidadizo en la vida diaria.

Hiperactividad:

1. Mueve con intranquilidad manos y pies mientras está sentado.

2. Se levanta de la silla cuando tiene que estar sentado.

3. Corre o se sube a estructuras en momentos inapropiados.

4. Le cuesta jugar o disfrutar tranquilamente de actividades de recreación.

5. Está en constante movimiento, es como si tuviera “un motor en los pies”.

6. Habla demasiado.

Impulsividad:

1. Dice una respuesta sin haber oído antes toda la pregunta.

2. Le cuesta esperar su turno.

3. Interrumpe a personas que están hablando o se entromete en conversaciones o juegos.

De acuerdo a esta guía, si existen 6 o más síntomas de los mencionados, si se presentaron antes de los 7 años, si se producen tanto en la casa como en el colegio, si se ve un empeoramiento con el paso del tiempo y no se explican por algún otro problema de salud, puede estarse frente a un TDAH y se debe recurrir a un especialista.