En este artículo, quiero graficar a través de un caso emblemático, sobre la falta de probidad en que caen algunos funcionarios públicos, que tienen cargos de responsabilidad, donde poseen atribuciones, entre las cuales es, manejar dineros pertenecientes a las arcas fiscales.

Quiero ser claro para los lectores, que no me refiero a todos, pero sí es mi deseo explicar a través de un caso, que se ha repetido, no en pocas oportunidades en nuestro país, en los cuales algunos de sus protagonistas han sido, entre otros, jefes de servicios públicos, alcaldes y concejales, e incluso un ex Diputado de la República.

Ejemplo de ello, es cuando el pasado viernes 27 de enero, pasó a ser uno de los días en que el alcalde de Hualpén, Marcelo Rivera, nunca olvidará. El Tercer Juzgado de Garantía de Talcahuano, lo formalizó por fraude al fisco, cohecho, exacción ilegal y lavado de activos.

En los delitos anteriores, también se les imputó a otros siete funcionarios municipales, incluido su hijo Manuel.

Vamos desgranando cada delito.

El primero es la exacción ilegal y fraude al fisco, por la compra de un inmueble por parte del alcalde Rivera y los funcionarios Municipales, Nelson Cuevas (Secretario Municipal), Mario Gutiérrez (Jefe del Departamento de Personal), Patricio Garrido (Director de Aseo y Ornato), Miguel peña (Secretario de Planificación) y el periodista Eduardo Jara.

Rivera y Cuevas le solicitaron a un grupo de funcionarios municipales que pidieran un crédito para comprar dicho inmueble, donde la casa fue inscrita a nombre del Alcalde, de Nelson Cuevas, de Patricio Garrido, Mario Gutiérrez y el hijo menor del alcalde, Sebastián Rivera.

Es necesario para entender definir el significado de las palabra “exacción”.

“Exacción” según la RAE, significa la acción y efecto de exigir impuestos, prestaciones, multas, deudas y cobro injusto y violento.

El segundo delito que se le imputa a Rivera es el de fraude al fisco por pago de horas extras a los funcionarios Cuevas, Gutiérrez, Peña, Garrido, Jara y otros cincos funcionarios más, por sumas similares a las solicitadas en los créditos para compra el inmueble antes mencionado.

Es decir, los créditos solicitados se pagaron con falsas horas extras pagadas a los mismos funcionarios que solicitaron dichos préstamos. Se resume, todo se hizo con dinero fiscal que se trató de justificar de la manera más sucia posible.

En el tercer delito de cohecho, están involucrados el alcalde Rivera, su hijo Miguel y Gastón Sanhueza. Esto se justifica, según la justicia, al exigir al empresario de áridos, Luis Becerra, la suma de $5 millones para iniciar el trámite del permiso municipal para la extracción de arena.

Quiero definir qué es “cohecho”.

El “cohecho” es cuando un funcionario público acepta o exige una remuneración para cumplir con un acto debido por su función o calificado.

En palabras claras, es que Rivera pidió una coima y quiso sobornar al empresario arenero, para otorgarle el permiso.

Y cuarto, el delito de lavado de activos.

Este es el que tiene la condena más alta, por lo cual es el más grave. Se refiere a que el Edil de Hualpén quiso demostrar que todas las utilidades que obtuvo en sus ilícitos, se usaron para comprar bienes e inscribirlos a nombre de terceros. Así se pretendía ocultar, la forma en que obtuvo esos recursos.

Por los delitos anteriores, a los cuales, la Fiscalía de Talcahuano se le imputan al alcalde Rivera, determinó prisión preventiva, por ser un peligro para la sociedad, por lo cual fue trasladado a la cárcel El Manzano de Concepción. El resto de los funcionarios municipales permanecerán en sus cargos.

Y por otra parte, el Tribunal Electoral acogió la solicitud de destitución de Rivera como Alcalde, la cual fue presentada por dos concejales de Hualpén.

Explicado el caso del Alcalde de Hualpén y asociados, quiero hacer una reflexión.

El que varias autoridades comunales, algún parlamentario o cualquiera que ostente un cargo público, se les pruebe delitos en que literalmente, es robarle dinero de todos los chilenos al fisco, y que ha ido en aumento en los últimos años, ha significado el rechazo amplio de la ciudadanía, que ve cómo se apropian de recursos que son de todos los chilenos, y lo más grave, aprovechando de que tienen el poder y que son elegidos por los electores, se aprovechan usurpando bienes o dineros de todos los chilenos.

Después, salen los noveles políticos frente a las cámaras de televisión y flashes de cámaras fotográficas, llamando a la ciudadanía a que crean y participen de los temas país. Hay que ser muy caradura para esto.

Otras folclóricas autoridades hablan a destajo de la delincuencia. ¿Con qué moral? Si autoridades elegidas por la gente roban sin vergüenza alguna ante la vista y paciencia de todos los chilenos.

Estos pseudo políticos dicen ser llamados a servir a la comunidad, que el destino de sus vidas es el servicio público. ¿Cuántos de ellos este concepto los representa? Pocos escapan a ello, ya que muchos se presentan a cargos públicos por poder, por ambición y por beneficios fiscales. Me atrevo a decir, que no pocos, con el deseo de hacer ilícitos y actos truchos para fines personales.

Por favor, señores llamados a sacrificar su vida por trabajar para beneficio de la gente, tengan un poco más de humildad, menos cinismo y más honestidad, para cuando lean sus discursos y quieran dirigirse a la ciudadanía, vayan al diccionario de la RAE, busquen el significado de vocación, ética, servidor público, moral y por si acaso, pasen a hojear el Código Penal, para que si quieren cometer ilícitos, como seguramente, varios lo seguirán haciendo, sepan cuándo pueden caer en las redes de la justicia.

Al menos, con el caso del Alcalde de Hualpén, vemos que la justicia está cumpliendo muy bien su función.

Víctor Huidobro es periodista. Vive en Santiago y escribe regularmente en su blog, El Nada Serio. Tiene su cuenta de Twitter en @elnadaserio