El presidente francés, Nicolas Sarkozy, candidato a su reelección pese a que los sondeos le dan ganador, dio este sábado un giro a la derecha en su campaña al manifestarse en contra del derecho de voto de los extranjeros y a favor de reducir la inmigración.

Por detrás de su rival socialista, François Hollande, según los sondeos previos a las elecciones de abril, Sarkozy volvió en un mitin celebrado en Burdeos (sudoeste) a los grandes temas que le dieron la victoria en 2006: inmigración y seguridad.

El candidato conservador expresó su deseo de reducir el número de inmigrantes y de poner “condiciones” al reagrupamiento familiar: “un trabajo, una vivienda decente, el compromiso de aprender francés”, declaró.

También se mostró contrario al derecho de voto de los extranjeros que, según él “atenta contra la República”. “Es abrir la vía al voto comunitario. Es poner a los alcaldes bajo la amenaza del chantaje del comunitarismo”, reiteró.

Estas declaraciones se producen después de que la oposición calificase de “xenófobas” y “nauseabundas” las declaraciones de su ministro del Interior, Claude Guéant, en las que aseguró que acordar el derecho de voto a los extranjeros podría hacer “obligatoria la alimentación halal en las comidas de las cantinas”.

Sarkozy también aludió a cuestiones de seguridad que tan buen resultado le dieron hace cinco años. El aún presidente propuso en Burdeos que “un condenado no pueda beneficiarse de una puesta en libertad condicional hasta que haya cumplido al menos dos tercios de su pena”.

La izquierda acusa regularmente a Sarkozy y a sus colaboradores de radicalizar su discurso para buscar votos de la extrema derecha, a menos de dos meses de la primera vuelta de las presidenciales.