Con los acordes de su tema “In The Flesh”, Roger Waters abrió la noche de este viernes en el Estadio Nacional su show The Wall, considerado como “una verdadera ópera rock”.

Esta fue una velada inolvidable para los miles de fanáticos que abarrotaron el principal coliseo deportivo del país, asistiendo a una sátira musical en contra de las guerras, los totalitarismos y dictadores.

Más que un concierto se trató de un correlato conceptual con una puesta escénica nunca antes vista en el país, plasmada de imágenes que repasan la vida del propio Waters y de varias generaciones.

Los traumas de infancia de artista como la muerte de su padre en la Segunda Guerra Mundial, la sobreprotección materna, la opresora educación británica se plasman esta vez en un espectáculo único que combinó música e imágenes proyectadas en una enorme muralla de 76 metros de ancho por 14 metros.

Con puntualidad inglesa el artista salió al escenario justo a las 21:30 horas y luego de “In The Flesh” los temas de The Wall se fueron sucediendo unos a otros, provocando el delirio de los miles de asistentes.

“Another brick in the wall part 1″ y “The happiest days of our lives” deleitaron a un público. Al interpretar “Another brick in the wall part 2″, tema en que un grupo de niños le gritó el clásico “We don’t need no education/teachers leave the kids alone” apareció un enorme títere de un vestido de profesor.

Asimismo, Waters dedicó un tema a Jean Charles de Menezes, un electricista brasileño asesinado por la Policía Metropolitana inglesa en la estación de metro de Stockwell, en Londres, el viernes 22 de julio de 2005, al ser confundido, según la versión policial, con Husein Osman, un terrorista islamista.

Posteriormente recordó a Víctor Jara y a los desaparecidos para dirigirse al público en español expresando “Gracias, buenas noches Chile. Primero (quiero) felicitar a los niños de Santiago con un gran aplauso. Quiero dedicar este show a la memoria de Víctor Jara y a todos los otros desaparecidos y torturados, los recordaremos”.

Acto seguido cantó el clásico “Mother” y durante “Good bye blue sky”, donde Waters arremetió contra las religiones.

Luego fue el tiempo de “Don’t leave me now”, en la que apareció una gigantesca marioneta de una mujer, y durante “Another brick in the wall part 3″ y “The last few bricks”, el muro se armó completamente proyectándose una serie de imágenes para dar paso a un intermedio de casi media hora luego de cantar “Goodbye cruel world”.

Al regreso la banda tocó “Hey you” desde detrás del muro para seguir con “Is there anybody out there” y “Nobody home”, en el que Roger Waters cantaba en un living.

Asimismo en “Vera y Bring the boys back home” se mostraron una serie de imágenes sobre la guerra hasta cantar “Comfortably numb”, que fue coreado por los miles de asistentes.

Después fue el turno de “In the flesh”, en el que apreció la figura de un jabalí cubierto de consignas que voló por el aire pasando entre las manos del público hasta desinflarse mientras sobre el escenario flameaban banderas alusivas a los totalitarismos de distinto signo.

Asimismo, durante el concierto, Waters, caracterizado como un típico dictador militar, sacó una metralleta para disparar sobre la multitud ubicada bajo un escenario que trajo a la memoria varios momentos de la humanidad durante el siglo XX.

Después, Water interpretó “Run like hell”, el que fue aplaudido a rabiar por los asistentes, al igual que “Waiting for the forms”, “Stop” y “The trial”.

Uno a uno fueron cayendo los ladrillos para poner fin a un show que terminó con la versión acústica “Outside the wall”, momentos en la que el rockero presentó a sus músicos cerrando así la primera de sus dos presentaciones en el Nacional.