La Iglesia Católica en Cuba corre el “riesgo” de enfrentar presiones políticas ante la visita del papa Benedicto XVI a fines de este mes, advirtió este viernes el portavoz del cardenal cubano Jaime Ortega.

El Papa visitará Cuba del 26 al 28 de marzo, en una gira destinada a “hablar de la reconciliación y de la unidad entre los cubanos”, según los obispos, pero el portavoz del cardenal advirtió que pueden surgir presiones que pongan en peligro el fluido diálogo que la Iglesia mantiene con el gobierno comunista desde mayo de 2010.

“Hay un riesgo ciertamente en este proceso, pues ante la ausencia de otras entidades, grupos o partidos independientes, algunos pueden aspirar a que la Iglesia se convierta en el catalizador de cambios radicales en Cuba”, dijo Orlando Márquez, portavoz de la arquidiócesis de La Habana, que encabeza Ortega.

“Para otros (la Iglesia) se puede convertir en aliada natural del gobierno, y no faltan los que le desean su repliegue y enclaustramiento, aunque tal deseo es más bien variable según coyunturas y acomodamientos circunstanciales”, añadió Márquez, un laico que también dirige la revista diocesana Palabra Nueva.

Márquez alertó que “lo importante es que tanto el Gobierno como la Iglesia tengan claro que nada de lo anterior es el propósito y sepan mantener el diálogo” instalado en 2010, que condujo a la excarcelación de 130 presos políticos.

El portavoz del cardenal hizo estas apreciaciones en un artículo titulado “Otra vez el Papa entre nosotros”, publicado en el sitio digital de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.

Disidentes han expresado su anhelo de que la visita de Benedicto XVI favorezca un cambio democrático en Cuba, aunque la Iglesia ha insistido que la gira papal, que también incluirá México, tiene propósitos pastorales.

Tras décadas de períodos de enfrentamiento y de cohabitación, la Iglesia y el gobierno comunista lograron una relación más cercana después de la histórica visita del papa Juan Pablo II a la isla, en enero de 1998.