Desde los tiernos primeros años de vida, nos hemos hecho la idea de que los animales son seres de ensueño, adorables y que incluso hablaban.

Esta visión de mundo fue moldeada por películas, series de televisión y los adultos más cercanos que se encargaron de contarnos lo mejor posible el cómo eran estos seres con más pelo, cuellos largos o multicolores, muy distintos a nosotros.

Es así como la cultura nos hizo creer una serie de “mitos” sobre los animales, algunos que recién comenzarás a derribar. Xacataciencia.com nos explica estos falsos hábitos que creímos ciertos de los animales.

1. Los ratones adoran comer queso. Como la kriptonita es a Superman, es el queso a los ratones. En todas las películas en que aparecen es así. Lo cierto es que, en la vida real, a los roedores les resulta desagradable el olor a este alimento y prefieren los con más azúcar como las frutas.

2. El avestruz entierra su cabeza cuando siente miedo. Los dibujos animados lo mostraron siempre como un cobarde y despistado que escondía la cabeza, dejando todo el cuerpo a la vista. La realidad es que el camuflaje de estas aves consiste en echarse al suelo para ser confundidas con un arbusto.

3. Los camellos guardan agua en las jorobas. Lo que cargan los dromedarios es un gran depósito de grasa en su espalda, contrario a lo instaurado en el sentido común. Lo impresionante en ellos es su lenta absorción del agua en el torrente sanguíneo.

4. Un año de perro equivale a siete de humanos. Cada raza de una especie envejece a su propio ritmo. Por lo tanto, es imposible definir algo así para todos los perros pues, en algunos casos, envejecen más lento o más rápido.

5. Los camaleones se camuflan según el entorno. Son otros los factores que provocan el cambio de color, los que van desde la temperatura hasta el humor. Hay algunos que cuando se enfadan cambian a amarrillo; u otros que con bajas temperaturas se ponen negros y con altas, blancos, como método para absorber el calor del sol.

6. Los toros ven en rojo, y los perros en blanco y negro. El torero y su capa nos jugaron una mala pasada. El movimiento es lo que enfada al toro y, el rojo, es sólo para disimular la sangre del animal cuando es atacado. Por otro lado, los perros pueden distinguir al menos dos colores, más el blanco y el negro.

7. Los animales son buenos, no como los humanos. Todos los crímenes humanos son practicados también por los animales. Es así como hay infidelidades, parricidio, violaciones y secuestros, entre tantas otras acciones que, dolorosamente, asemejan a nuestros hermanos menores con nosotros. Este mito ha propiciado muchos accidentes fatales con animales.