El traumatólogo pediátrico de Red Salud UC, Gino Martínez, recomendó evitar el zapato fabricado en base a sintético y elegir el de cuero, el cual permite una adecuada respiración y mayor adaptabilidad.

Dijo que el ideal es probarlo con calcetines y si es sintético será más propenso a producir hongos o bacterias. Idealmente se debe considerar puntas amplias para la comodidad de los pies, el talón debe estar firme para evitar malas posturas. Y los ojales deben ser metálicos para evitar que se rompan cuando se ajustan los cordones.

“Los zapatos deben ser bajos y el pie debe quedar bien ajustado, que los dedos se muevan con libertad y que la planta sea flexible. Un mal zapato puede ser aquel que no tiene la talla adecuada, ser muy rígido o cuya forma no se adapte al pie del niño. Un mal zapato puede provocar dolor, daño e incluso deformidades”, explicó Martínez.

Otra recomendación es educar a los niños a cómo deben cuidarlos, limpiarlos y no hacer deportes con ellos. La suela debe ser de goma, no de plástico, la lengüeta acolchada y preocuparse que las costuras estén parejas para no lastimar al niño o niña.

El especialista recalcó la idea que el zapato debe ser blando y con la planta flexible para permitir el movimiento natural del pie.

“Debe tener un contrafuerte firme, evitando cargas, desgaste asimétrico y debe ser de un material que no acumule humedad. Pero por sobre todo el niño debe sentirlo cómodo y liviano y no es necesario que tenga realces plantares especiales, salvo por alguna indicación específica en caso de existir problemas en los pies”, puntualizó el traumatólogo.