Los laboristas australianos confirmaron en su cargo este lunes a la primera ministra Julia Gillard a costa de su ministro de Exteriores Kevin Rudd, destituido en 2010 y que deseaba recuperar sus funciones para dar la batalla en las legislativas el año próximo.

Gillard propuso, para medir la relación de fuerzas, una consulta de los diputados y senadores laboristas.

La exabogada de 50 años ha ganado la votación secreta por 71 a 31 votos, la diferencia más importante registrada en una consulta interna laborista, a pesar de que su popularidad está por los suelos.

“La cuestión de la dirección (del Partido Laborista) está solucionada. Puedo asegurarles que este drama político está zanjado”, declaró Julia Gillard a la prensa. “Unidos, podemos ganar las próximas elecciones”, añadió.

Rudd, que anunció la semana pasada su salida del Gobierno para retar a Julia Gillard, dijo aceptar el veredicto de “caucus” (comité electoral) y prometió “consagrarse a trabajar para la reelección” de Julia Gillard.

Sondeos y expertos les vaticinan una aplastante derrota en las legislativas de 2013 frente a los conservadores de Tony Abott.