La destrucción de una base militar brasileña de estudios científicos en Antártida en un incendio que dejó dos militares muertos y uno herido representa una gran pérdida en el campo de la investigación biológica en esta zona estratégica, afirman expertos.

La Marina estimó el domingo que “aproximadamente 70% de las instalaciones fueron destruidas por el fuego”.

“El edificio principal de la base, donde estaba la parte habitable y algunos laboratorios de investigación, fue completamente destruido por el incendio. Permanecieron intactos los refugios (módulos aislados para casos de emergencia), laboratorios (de meteorología, de química y de estudio de la alta atmósfera), los tanques de combustibles y el helipuerto”, indicó en un comunicado.

Un avión de la fuerza aérea debe repatriar entre la noche del domingo y la madrugada del lunes a los sobrevivientes -30 científicos, 12 oficiales de la Marina, un alpinista y un representante del ministerio de Medio Ambiente, así como al militar herido- desde Punta Arenas, en el sur de Chile, a la ciudad brasileña de Pelotas y luego a Rio de Janeiro, precisó la Marina.

Expertos brasileños estudiaban las consecuencias de los daños tras el incendio del sábado, que comenzó en una zona que alberga a los generadores eléctricos en la base militar Comandante Ferraz, ubicada en la bahía de Almirantazgo, en la isla Rey Jorge, cerca de la punta de la península Antártica.

La base, que fue establecida en 1984, tenía 2.600 m2 de área construida y realizaba investigaciones científicas centradas en los ecosistemas costeros y marinos. El complejo contaba con laboratorios, oficinas, estacionamientos para vehículos y embarcaciones, lancha oceanográfica, helipuerto, biblioteca, gimnasio y panadería, entre otros.

El ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación precisó que los científicos de la base realizaban estudios sobre los efectos del cambio climático en Antártida y su impacto en el planeta, además de investigaciones sobre la vida marina y la atmósfera.

“Perdimos mucho más que material, perdimos vidas. Perdí toda mi investigación, y era una de las más baratas. Se perdieron algunas investigaciones de millones de reales”, dijo al sitio web del diario O Estado de Sao Paulo uno de los sobrevivientes, el biofísico João Paulo Machado Torres, de 46 años, contactado telefónicamente en Punta Arenas.

“Poca gente consiguió salvar alguna cosa. Sólo recuperé el computador porque conseguí llegar a la biblioteca, pero no fui hasta el camarote, era muy adentro, muy arriesgado”, contó.

“Dejaron todo atrás, documentos, investigaciones, equipaje. Es una pérdida irreparable (…) Estamos consternados, parece que no quedó nada”, sostuvo Yocie Yoneshigue Valentin, coordinadora del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Antártida de la Universidad Federal de Rio de Janeiro.

“Estamos haciendo estudios científicos de punta en Antártida, estudios con importantes implicaciones para el clima en Brasil, los recursos pesqueros y la biodiversidad”, dijo la bióloga Lucia Siqueira Campos, miembro del Comité Nacional de Investigaciones Antárticas, al diario O Globo.

El continente desempeña un papel crucial en la regulación del clima y la circulación oceánica en Sudamérica.

Además de la pérdida de equipamiento muy valioso y toda la información recolectada desde diciembre, el fuego deja a decenas de grupos de estudios brasileños sin una base fija en la zona, destacaron expertos.

La Antártida, en su mayoría cubierta de nieve y hielo, alberga bajo su capa continental enormes recursos minerales y los mares circundantes están repletos de recursos biológicos.

Los glaciares de la Antártida contienen un 90% del agua fresca del mundo.

El creciente valor estratégico de la región explica por qué unos 30 países, todos firmantes del Tratado Antártico, operan estaciones todo el año o durante el verano en el continente.

El tratado, que entró en vigor en 1961 y actualmente tiene 49 Estados miembro, establece a Antártida como un territorio cuyo objetivo es estrictamente científico, garantiza la libertad para la investigación y prohíbe la actividad militar.

La presidenta brasileña Dilma Rousseff prometió que la base Comandante Ferraz será reconstruida y el ministro de Defensa, Celso Amorim, sostuvo que los planes para ello comenzarán el lunes.