Veinticuatro civiles sirios y dos periodistas occidentales murieron este miércoles en el bombardeo de la ciudad rebelde de Homs, en Siria, donde el principal grupo opositor ya no descarta la opción de una intervención militar para poner fin a la represión.

La comunidad internacional intenta instaurar una tregua para enviar ayuda humanitaria de urgencia a Homs, aunque Rusia, aliada del régimen del presidente Bashar al Asad, reiteró su oposición a los “corredores humanitarios” propuestos por Francia.

Este miércoles murieron al menos 24 civiles sirios en Baba Amr, un barrio de Homs, ciudad del centro de Siria bombardeada por el ejército desde el 4 de febrero.

Otros ocho civiles murieron en la provincia de Idleb (noroeste), según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Según éste, unas 7.600 personas, en su gran mayoría civiles, han muerto desde el inicio de la revuelta contra el régimen hace once meses.

También murieron en el barrio de Baba Amr dos periodistas, la estadounidense Marie Colvin, de 56 años, reportera del semanario británico Sunday Times, y el francés Rémi Ochlik, de 28 años, fotógrafo de la agencia IP3 Press.

Los dos reporteros murieron en el bombardeo de un apartamento transformado en “centro de prensa” por los periodistas, indicaron activistas sirios.

“Otros tres o cuatro periodistas extranjeros también resultaron heridos”, declaró el militante Omar Shaker en Baba Amr, contactado por Skype.

El presidente ruso, Dimitri Medvedev, abordó por teléfono con su homólogo iraní, Mahmud Ahmadinejad, la situación en Siria, y ambos se pronunciaron en contra de toda injerencia, anunció el miércoles el Kremlin, citado por las agencias rusas.

“Los dos dirigentes convinieron en que el objetivo principal actual, incluso lo hecho en el marco de las organizaciones internacionales, y antes que nada en la ONU, es impedir el desencadenamiento en el país de una guerra civil que pueda desestabilizar la situación en toda la región”, subrayó el Kremlin.

La situación en Homs es especialmente dramática dados los bombardeos del ejército, que duran ya más de dos semanas y han provocado una penuria de alimentos y medicamentos, además de cientos de muertos.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha pedido treguas diarias de dos horas para permitir la entrega de ayuda humanitaria.

Según militantes, el Ejército Libre de Siria, integrado por militares desertores, intenta dar comida y refugio a los habitantes de Baba Amr, estimados en unas 90.000 personas. Pero “las fuerzas del régimen disparan sobre todo lo que se mueve”, según el activista Shaker.

Ante esta escalada, el principal grupo opositor, el Consejo Nacional Sirio, pidió la creación de “zonas de protección”.

Su portavoz, Basma Kodmani, dijo incluso que una intervención militar “podría ser la única opción”, pese a que hasta ahora el CNS había rechazado este extremo.

El CNS llamó a los participantes de la conferencia internacional sobre Siria, prevista el viernes en Túnez, a no impedir a los países que lo deseen “ayudar a la oposición enviando a consejeros militares, entrenando (a los rebeldes) y dándoles armas para defenderse”.

La Unión Europea, por su lado, anunciará el lunes una nueva tanda de sanciones contra Siria. Concretamente se contempla congelar los depósitos del Banco Central sirio y la mayoría de transacciones con esa entidad. Además prevén prohibir las importaciones de fosfato, principal recurso natural del país, oro y otros metales preciosos.