Centenares de tibetanos desafiaron a las fuerzas de seguridad en una región del suroeste de China, al reunirse para homenajear a un joven monje budista que se inmoló con fuego el domingo, anunciaron el lunes dos organizaciones no gubernamentales.

El bonzo de 18 años, llamado Nangdrol, se transformó en una antorcha humana el domingo en la provincia de Sichuan y sus restos fueron trasladados a un monasterio local, informaron International Campaign for Tibet (ICT) y Free Tibet, dos organizaciones de defensa de los tibetanos.

Los monjes se rehusaron a entregar el cuerpo a las autoridades, velado por más de mil personas el domingo por la noche, precisó ICT.

Según esta ONG, el bonzo habría gritado justo antes de su suicidio: “¡que pueda su santidad el Dalai Lama vivir 10.000 años!” y “¡Tibet libre!”.

Un responsable de las autoridades locales llamado Huang y contactado por la AFP desmintió que se haya producido una inmolación y afirmó que “todo está en orden” en el lugar.

Al menos 22 tibetanos, en su mayoría monjes budistas, se inmolaron con fuego o intentaron hacerlo en menos de un año en zonas tibetanas chinas. Estos suicidios públicos son un fenómeno relativamente nuevo que ilustra la desesperanza por la represión del poder central.

Los tibetanos tienen cada vez mayores dificultades en soportar las trabas a sus prácticas religiosas y culturales, así como el aumento de la población de etnia han, mayoritaria en China, en sus zonas de implantación históricas.

Las autoridades chinas impidieron las últimas semanas a la prensa extranjera viajar a las regiones tibetanas de China.