Los resultados de la PSU 2012 demostraron que hubo 133 Puntajes Nacionales en el examen de Matemática y sólo tres en Lenguaje. Una realidad que se suma a estudios que se han realizado en nuestro país que demuestra que un cuarto de los universitarios no comprenden lo que leen.

Por eso, Karin Silva, Fonoaudióloga y Magíster en audiología, y la psicóloga Gabriela Saldías, profesionales de Red Crecemos señalan que el lenguaje debe ser estimulado desde la más tierna infancia, y qué mejor, que ayudar a los que recién están empezando su etapa escolar. Y para eso entregan pautas para hacerlo en casa:

1. En la casa, los padres deben utilizar un lenguaje claro y preciso. Es decir, deben usar el nombre real de las cosas y nunca diminutivos, apodos ni abreviaciones.

2. Si el niño se equivoca al pronunciar una palabra, no se le debe corregir directamente diciéndole “así no se dice…”, sino que se le debe dar el modelo correcto enfatizando la palabra en la que se equivocó. Por ejemplo si el niño dice “pátano”, se debe decir varias veces “ plátano”.

3. Otro método eficaz es integrar al niño en las actividades cotidianas, como nombrar las cosas que hacen y ven. Asistir y nombrar los objetos que ven en el museo, el zoológico o la feria, ayudan aumentar el vocabulario del niño.

4. Un ritual fundamental es la lectura de cuentos, ya que estimula el desarrollo de habilidades del lenguaje, aumenta el vocabulario, estimula la correcta producción de palabras y oraciones, favorece el desarrollo del discurso narrativo y argumentativo y estimula la solución de problemas. A un niño en edad preescolar se le debieran leer alrededor de tres libros diarios, con muchas ilustraciones, y poco texto.

La clave está en darle una entonación y énfasis a cada personaje, y preguntarle al niño lo que va entendiendo. Estos libros, debe leerlos frecuentemente, con la idea que el niño se los aprenda de memoria, relacione la voz con las palabras y conozca los elementos de la historia. Un niño que está acostumbrado a que le lean, va a ser un buen lector y eso va netamente relacionado con un buen rendimiento.

5. Otra forma de estimular el lenguaje en todo lugar es hacer “Juegos de palabras”, como por ejemplo: dividir las palabras en sus sílabas y contarlas, buscar en una revista y agrupar las palabras que tienen el mismo número de sílabas, identificar las palabras cortas y largas, en los carteles de la calle y patentes identificar palabras que empiecen o terminen con la misma letra, buscar familias de palabras – por ejemplo que diga todas los animales, frutas, transportes que conoce- y deletrear palabras.

6. Y para los últimos días de vacaciones y los fines de semana una buena alternativa es hacer juegos de memoria con juegos de salón o utilizando las rutinas diarias, como por ejemplo darle una lista de cosas que van a comprar al supermercado o trámites que van a hacer cuando salen y luego pedirle que recuerde, que relate historias de lo que hizo durante el día, cuente una película o jueguen a las adivinanzas, describiendo un objeto con palabras hasta que alguien adivine de qué se trate.

Según Silva, los preescolares presentan distintos trastornos en el habla y el lenguaje como son la dislalia, el trastorno fonológico y trastorno específico del lenguaje expresivo, las cuales se producen por distintas causas y pueden diagnosticarse fácilmente. Lo más importante es que se traten en forma temprana, ya que “ suelen dejar efectos negativos en otras áreas como son el rendimiento académico, la dislexia, y las matemáticas”, dice.