La Eurozona dio una semana a Grecia para emprender “acciones concretas” a cambio del rescate esperado por ese país para evitar la quiebra, entre ellas más recortes y que el Parlamento apruebe el “acuerdo general” sobre medidas de austeridad anunciado en Atenas.

“A pesar de los avances importantes de los últimos días, no tenemos sobre la mesa todos los elementos necesarios para tomar decisiones” en lo inmediato, dijo este jueves el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.

Por este motivo, los ministros de Finanzas de los 17 países de la Eurozona reunidos en Bruselas fijaron otra cumbre para el próximo miércoles, en la que decidirán si entregan a Grecia la ayuda de 130.000 millones de euros, pendiente desde octubre de 2011.

Pero la Eurozona, tras “difíciles negociaciones”, fijó tres condiciones que Grecia deberá cumplir a rajatabla antes del miércoles. En primer lugar, el Parlamento griego debe aprobar el domingo el plan de rigor acordado este jueves por los partidos políticos griegos y los representantes de los acreedores públicos de Grecia (la troika compuesta por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo).

En segundo lugar, el gobierno de coalición griego deberá garantizar “recortes suplementarios” de 325 millones de euros en el presupuesto griego de 2012.

Por último, todos los partidos políticos deben dar “fuertes garantías políticas” sobre su respaldo al plan de rigor. “Estas tres medidas deben cumplirse antes de tomar decisiones”, advirtió, Juncker.

Pedimos “acciones concretas”, indicó a su vez el comisario de Asuntos Monetarios, Olli Rehn.

“El futuro de Grecia queda en manos del gobierno y su parlamento”, subrayó.

Pero si Grecia no recibe ayuda, no podrá afrontar el 20 de marzo su próximo vencimiento de deuda por 14.400 millones de euros, lo que la obligará a declarar la suspensión de pagos.

Horas antes de la cumbre en Bruselas del Eurogrupo, como se conoce al conjunto de los ministros de los países que adoptaron el euro, los tres partidos (socialistas, conservadores y ultraderechistas) del gobierno de unión nacional anunciaron un “acuerdo general” con nuevos recortes.

Pero no fue suficiente. Así también lo hizo saber la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, quien a su llegada a Bruselas, celebró las “señales alentadoras” provenientes de Grecia, pero también advirtió que “queda mucho por hacer”.

En forma paralela, Atenas negocia con sus acreedores privados (bancos y fondos de inversiones), una quita de 100.000 millones de euros del total de su deuda, que se eleva a unos 360.000 millones de euros.

La idea es reducir la colosal deuda de Grecia de 160% de su PIB a un 120% hacia 2020, un nivel considerado más sostenible.

Según filtraciones de prensa, las medidas exigidas por la “troika” incluyen un recorte general de 3.300 millones de euros, incluyendo un 22% del salario mínimo (que pasaría a unos 586 euros mensuales para los 325.000 asalariados afectados), reducciones en las pensiones y una supresión rápida de 15.000 empleos en la función pública.

Pero la población griega, los sindicatos, al igual que numerosos políticos y analistas, consideran que los ajustes sólo pueden agravar la situación de un país que entra en su quinto año de recesión, con un desempleo que afectó en noviembre al 20,9% de la población activa.

Unas 8.000 personas tomaron las calles de Atenas este jueves en protesta por los recortes y las medidas de austeridad exigidas por Bruselas.

Las dos principales centrales sindicales -Adedy (empleados públicos) y GSEE (privados)- convocaron una nueva huelga general el viernes y el sábado, luego de que el martes 20.000 personas salieran a protestar a las calles de Atenas.

Y el precio político de estas medidas es demasiado elevado para unos partidos que se preparan a celebrar elecciones legislativas anticipadas en marzo o abril.