Las balas de fabricación china y los aviones comprados a Rusia son utilizados para seguir cometiendo violaciones de los derechos humanos en la región sudanesa de Darfur a pesar de un embargo de armas, acusa este jueves Amnistía Internacional.

La organización de defensa de los derechos humanos basada en Londres expresó la misma inquietud cinco años atrás, pero su último informe llega después de una “nueva ola de combates” entre rebeldes y fuerzas gubernamentales durante el año pasado.

Esas violaciones “comprenden ataques contra poblaciones civiles, cometidas por motivos étnicos y bombardeos aéreos indiscriminados que han contribuido al desplazamiento de unas 70.000 personas de sus hogares y pueblos”, afirma.

Testigos indicaron a Amnistía que encontraron cartuchos de balas con los códigos chinos que indican su traslado a Darfur después del embargo de armas en 2004.

Los combates en Darfur han estado acompañados de ataques aéreos repetidos, sobre todo contra objetivos civiles, con aparatos Sujoi-25, Mi-24 y Antonov.

Sudán ha recibido 36 nuevos helicópteros Mi-24 de Rusia entre 2007 y 2009, que reemplazan “sin duda” los aparatos perdidos en operaciones en Darfur, añade Amnistía. “Su reemplazo continuo por la Federación Rusa permite la continuación de tales ataques”, a pesar de una prohibición por la ONU de las incursiones aéreas.

La semana próxima, el Consejo de Seguridad de la ONU, del que China y Rusia son miembros permanentes con derecho de veto, examinará de nuevo las sanciones contra Sudán, recuerda la organización.

El presidente sudanés Omar el Bechir es objeto de una orden de detención del Tribunal Penal Internacional por crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y genocidio en Darfur.

Al menos 300.000 muertos y 1,8 millones de desplazados ha dejado desde 2003 la guerra entre rebeldes y fuerzas gubernamentales apoyadas por milicias locales árabes, según una estimación de la ONU.

Las autoridades sudanesas hablan de 10.000 muertos.