El fiscal del Vaticano pidió este miércoles en el simposio de Roma que los obispos sean considerados responsables de la conducta de los curas bajo su autoridad en los casos de pederastia que, según dos expertos, costaron a la Iglesia más de 2 mil millones de dólares.

Según los estadounidenses Michael J.Bemi y Patricia Neal, los costes financieros directos para la Iglesia superan “más de 2 mil millones de dólares” en indemnizaciones, investigaciones, juicios y tratamientos de las víctimas.

A estos se suman costes “que no se pueden comparar” con los financieros, dijeron, empezando por “la pérdida de inocencia de los niños y los adultos vulnerables”.

El “promotor de la justicia” (fiscal) del Papa, Monseñor Charles Scicluna, subrayó la responsabilidad central de los cerca de 5 mil obispos en todo el mundo y reconoció la “cultura del silencio” que sigue vigente en parte de la Iglesia.

Al responder a las recurrentes preguntas sobre la ausencia de sanciones automáticas contra los obispos que cubren a los sacerdotes pederastas, el prelado maltés indicó que sólo el Papa, quien los ha nombrado, podía castigarlos.

Otro problema es el de la obligación del obispo -aplicada en algunos países occidentales- de denunciar los casos de pederastia a la policía y a la fiscalía.

Unos 4 mil casos de abusos sexuales perpetrados en las últimas décadas por obispos y laicos que trabajaban en instituciones de la Iglesia han sido comunicados a sus servicios a lo largo de los diez últimos años. Cerca de mil de los casos han sido transmitidos en 2010 y 2011, principalmente desde Europa.

En un discurso muy esperado ante representantes de 110 conferencias episcopales y de 33 órdenes religiosas reunidos en la Universidad gregoriana, el prelado preconizó el respeto de las reglas, dictadas por Juan Pablo II, y luego por Benedicto XVI.

En Brasil, donde la pederastia es “más tolerada culturalmente” que en los países occidentales, según el padre Edenio Valle, un sicólogo que asesora a la Conferencia Nacional de los Obispos Brasileños (CNBB), las autoridades católicas “no tienen ni idea” -dice- de lo que deben hacer ante los abusos sexuales de sacerdotes contra niños.