El flujo “constante” de armas ilegales hacia América Latina atenta contra la posibilidad de aplicar políticas para hacer frente al crimen organizado, advirtió este lunes el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.

“Es imposible delinear una política de seguridad pública, fortalecer las policías, (…) si las pandillas y bandas criminales tienen el flujo constante y permanente, el abastecimiento seguro y normal de armas de fuego” ilegales, indicó Insulza durante un seminario sobre el tráfico de armas en la OEA.

El titular de la OEA dijo que a pesar de que la mayor parte de los países latinoamericanos poseen leyes restrictivas, “estamos llenos de armas a veces más poderosas que las de la Policía”.

“Todos sabemos perfectamente que ese hecho se debe estrictamente a la acción del crimen organizado para traspasar armas que compran en otros países y llevarlas hacia América Latina y el Caribe”, dijo.

Los gobiernos de México y América Central, que luchan contra una creciente ola de violencia producto del crimen organizado y el narcotráfico, exigen a Estados Unidos un mayor control en la venta de armas, que luego son traficadas ilegalmente hacia el sur.

El gobierno de México, donde la violencia del crimen organizado ha dejado más de 50.000 muertos en los últimos cinco años, afirma que el 80% de las armas incautadas a los cárteles de la droga tienen su origen en Estados Unidos.

“Mientras no busquemos al menos una posibilidad de armonizar las legislaciones de unos y otros países en materia de armas de fuego, vamos a seguir sufriendo una situación muy compleja”, advirtió Insulza.

“No podemos seguir lamentando las consecuencias, tenemos que enfrentar las causas, y pienso que todavía nos queda mucho trabajo por hacer”, aseveró.

Insulza afirmó que la OEA ha hecho “enormes esfuerzos” contra el tráfico ilegal de armas, y entre ellos destacó un programa para el marcaje de armas, para facilitar su rastreo, en el cual ya participan 20 países de la región.

El secretario general de la OEA ha llamado en el pasado a los países del continente a ratificar la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícito de Armas de Fuego (CIFTA), adoptada en 1997, que no ha sido ratificada por varios países, entre ellos Estados Unidos.