La reina Isabel II, de 85 años, renovó el lunes su promesa de servicio a los británicos en el día del 60º aniversario de su ascenso al trono, que marca con una discreción buscada el inicio de cinco meses de celebraciones por el Jubileo de Diamante.

A sus 85 años, la popular soberana, que generalmente conmemora en privado este aniversario que es también el de la muerte de su padre Jorge VI, no deseó ninguna ceremonia oficial para este día histórico y planeó una agenda normal.

Vestida con un abrigo de lana gris claro con botones turquesa a juego con un sombrero adornado con plumas, inició la mañana con una visita al ayuntamiento de la nevada localidad de King’s Lynn, situada a unos 10 km de su residencia de Sandrigham, en el condado de Norfolk (este de Inglaterra), donde pasó el fin de semana con su marido Felipe.

El duque de Edimburgo, de 90 años y que limita sus apariciones públicas desde el problema cardíaco que sufrió a finales de año, brilló esta vez por su ausencia al lado de la soberana, que fue ovacionada por un centenar de personas entre las que había pancartas deseándole “un largo reinado”.

La reina, que aparentemente goza de una salud de hierro, se trasladó posteriormente a una escuela de la vecina población de Dersingham, donde los niños le habían preparado una obra de teatro que era un breve recorrido por estas seis últimas décadas.

Su único acto oficial fue la publicación de un mensaje de agradecimiento y de buenos deseos a todos los británicos y pueblos de los otros 15 países de la Mancomunidad de naciones de los que todavía es jefa de Estado.

Isabel II agradeció también el “magnífico respaldo y aliento” que ella y su esposo han recibido a lo largo de todos estos años, y se declaró “emocionada” por el número de mensajes recibidos con ocasión de este Jubileo de Diamante, que será seguido el año que viene por el 60º aniversario de su coronación.

“En este año especial, mientras me dedico nuevamente a serviros, espero que todos recordemos el poder de la unión y la fuerza de la familia, la amistad y la buena vecindad”, agregó la monarca en este mensaje difundido por el Palacio de Buckingham.

También destacó los “avances” logrados desde que llegó al trono con sólo 25 años en 1952, cuando el país empezaba apenas a recuperarse de la II Guerra Mundial, e invitó a sus súbditos a “mirar al futuro con la cabeza clara y el corazón afectuoso”.

Esta declaración, que hace referencia a otro que pronunció cuando era todavía princesa, es unánimemente considerado como el anuncio de su intención de continuar en el trono a pesar de su edad, lo que prolongará aún más la espera del príncipe Carlos, a sus 63 años el heredero que más tiempo lleva aguardando acceder a la Corona de toda la historia británica.

Uno de los primeros en felicitar a la Reina fue el primer ministro David Cameron, quien rindió homenaje a su “magnífico servicio” y destacó su papel como “fuente de sabiduría y de continuidad”.

“Con experiencia, dignidad y autoridad tranquila ha guiado y unido a la nación durante seis décadas”, agregó el duodécimo jefe de gobierno británico que conoce Isabel II.

Esta jornada de aniversario estuvo igualmente marcada por el disparo de salvas de cañón en varios lugares emblemáticos como la torre de Londres o el castillo de Edimburgo (Escocia), la difusión de dos nuevas fotografías oficiales y el lanzamiento de una serie de sellos.

El programa de celebraciones del Jubileo se intensificará a partir de marzo, cuando la reina emprenda un recorrido lo más amplio posible por el Reino Unido con el duque, mientras el resto de la familia los representa en una ambiciosa gira por el extranjero.

Pero los verdaderos festejos del Jubileo se llevarán a cabo el primer fin de semana de junio durante cuatro días, del 2 al 5; que culminarán con una procesión fluvial de un millar de barcos encabezada por la soberana que debería atraer a dos millones de personas a las orillas del Támesis.