Más de 200 civiles murieron en la noche del viernes al sábado como consecuencia de los bombardeos sobre la ciudad de Homs, según opositores al régimen, al tiempo que Rusia prevé un “escándalo” en la ONU si se vota un proyecto de resolución sobre Siria que “no conviene” a Moscú.

Es difícil confirmar la cifra de fallecidos por fuentes independientes debido a las restricciones impuestas por el régimen sirio a la prensa extranjera, pero si el balance es exacto se trataría de la jornada más mortífera desde el inicio de la revuelta contra el régimen del presidente Bashar al Asad en marzo de 2011.

Las autoridades de Damasco, no obstante, negaron el bombardeo de Homs (centro) y responsabilizaron de la violencia a “grupos armados”, tal como han hecho desde el inicio de la rebelión.

Al menos 217 civiles murieron en diferentes barrios de Homs por los disparos de mortero en la pasada noche, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Las cadenas de información árabes Al Arabiya y Al Jazeera mostraron imágenes de decenas de cadáveres tirados en las calles de Homs, bastión de la revuelta.

El Consejo Nacional Sirio (CNS), que reúne a la mayoría de las corrientes de la oposición, denunció el sábado la matanza de 260 civiles en la noche del viernes al sábado en Homs.

“Las fuerzas de Asad bombardearon zonas residenciales en Homs, entre ellas Al Jalidiya y Ousour, causando al menos 260 muertos, civiles, y centenas de heridos, entre ellos mujeres y niños”, indicó el CNS en un comunicado.

Los Hermanos Musulmanes, que forman parte del CNS, reclamaron la apertura de una investigación internacional sobre lo ocurrido y solicitó a “la Media Luna Roja y al Comité Internacional de la Cruz Roja, ausentes en Siria, a actuar inmediatamente para salvar a los heridos”.

El CNS exhortó a Rusia a “condenar claramente al régimen y a hacerlo responsable de las matanzas” y a “permitir a los sirios elegir democráticamente un régimen que les aportará la libertad y la dignidad”.

Pero el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, reiteró este sábado que el proyecto de resolución sobre Siria que impulsan los países occidentales no conviene “para nada” a Rusia y que someterlo el sábado al Consejo de Seguridad de la ONU provocará un “escándalo”.

Sin embargo, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Guido Westerwelle, apeló este sábado al Consejo de Seguridad a “condenar” la violencia del régimen sirio.

“Las noticias escalofriantes que llegan de Homs muestran que el régimen de Asad no renuncia al uso de la violencia. Al contrario: la intensidad con la que las tropas gubernamentales sirias atacan a su propio pueblo aumenta”, justificó.

En principio, los 15 países del Consejo de Seguridad de la ONU deben pronunciarse el sábado sobre un proyecto de resolución que condena la represión en Siria.

Los patrocinadores del proyecto aceptaron enmendar el proyecto original en el sentido deseado por Rusia, fiel aliado de Damasco y que desde el principio se ha mostrado reticente a que el Consejo de Seguridad de la ONU condene a Siria.

A pesar de 10 meses de rebelión contra el régimen de Bashar al Asad y de casi 6.000 muertos por la represión, según el balance de los opositores, el Consejo de Seguridad de la ONU no ha sido capaz gasta el momento de adoptar una resolución sobre Siria.

En octubre pasado, un proyecto de resolución fue bloqueado por Rusia y China.

El texto que, según diplomáticos occidentales, debe ser sometido a votación el sábado “apoya plenamente” las decisiones de la Liga Árabe en enero para asegurar una transición hacia la democracia en Siria.

Sin embargo, los detalles de la transición, en particular la transferencia de los poderes del presidente Al Asad a su vicepresidente, fueron dejados de lado para no enfadar a Moscú.

La violencia en Homs ha provocado la cólera de numerosos sirios en todo el mundo y las embajadas sirias en El Cairo, Kuwait, Atenas y Londres fueron atacadas.

El viernes, miles de sirios en todo el país homenajearon a las miles de personas que murieron hace 30 años en Hama (centro), durante la represión de la revuelta de los Hermanos Musulmanes por parte del régimen de Hafez al Asad, padre del actual presidente.