Investigadores de la Universidad de Santiago (Usach) ganaron un concurso de la Fundación Copec–Universidad Católica para desarrollar un biofungicida que evite las cuantiosas pérdidas en la fruta de exportación, especialmente uva, contaminada por el hongo Botrytis cinerea.

El biofungicida permitiría reemplazar el uso de agentes químicos que son tóxicos para el ser humano y contaminan al medio ambiente, en el control del hongo en los períodos de pre y post cosecha de frutos, hortalizas y plantas ornamentales.

El doctor Antonio Castillo de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago, es el encargado de liderar el proyecto que creará una alternativa no contaminante para el control biológico del hongo Botrytis cinerea, principal causante de la pudrición de los frutos.

El hongo ocasiona pérdidas millonarias, principalmente en el rubro de la exportación de uva de mesa, causando la descomposición de, aproximadamente, un 20% del total de la fruta que se produce cada año.

La investigación fue una de las pocas seleccionadas entre más de ochenta proyectos que postularon al Fondo de Inversión Privado Copec–Universidad Católica, destinado a promover e impulsar la innovación y el emprendimiento en el país.

En esta oportunidad, el proyecto que encabeza el doctor Castillo es el único adjudicado por la universidad estatal.

La producción de esta alternativa ecológica para el control de hongos en la fruta, se efectuará a partir de una bacteria con potente actividad fungicida, denominada Serratia plymuthica CCGG2742, presente naturalmente en el campo y que protege al fruto del hongo que la pudre.

La bacteria fue aislada y caracterizada completamente por el grupo de investigación dirigido por el doctor Castillo y que integra los doctores José Luis Henríquez de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, Miguel Castro de la Universidad de Santiago; además de tesistas de las carreras de Bioquímica e Ingeniería en Biotecnología de ambas casas de estudio.

Según especifica Castillo, al aplicarse el microorganismo biofungicida en grandes cantidades, se pretende reemplazar el uso de fungicidas químicos con los cuales hoy en día se ataca el problema, pero que son tóxicos para el ser humano y contaminan irremediablemente el medio ambiente.

“La bacteria es completamente inocua, no tiene ninguna contraindicación al aplicarla, así es que si demostramos su alta eficacia en el campo y en post cosecha, podríamos estar ad portas de un buen negocio para la universidad”, comentó Castillo, quien ya tiene ofertas de empresas que quieren adquirir el producto cuando esté elaborado.

La aplicabilidad del biofungicida para controlar la pudrición gris que ocasiona el hongo Botrytis cinerea, podría extenderse en el mediano plazo a otros tipos de frutos y vegetales de importancia económica para la actividad agroexportadora del país, como frutillas, frambuesas, kiwis, manzanas, peras, duraznos, hortalizas, plantas ornamentales y flores. Precisamente, esta múltiple aplicabilidad del producto le ha permitido al investigador iniciar el proceso de patentamiento del uso de la cepa bacteriana en Chile.