La naturaleza está llena de fenómenos increíbles. Mientras para una especie como la humana perder un brazo resulta un hecho de heroísmo extremo -como demostró la película basada en hechos reales 127 horas- para otras puede resultar algo menos que trivial.

Entre este antiguo documental realizado por el investigador francés Jacques Cousteau, pero descubierto recientemente por los usuarios de Internet. En él, se aprecia a un cangrejo que, tentado por la posibilidad de darse un festín con los polluelos de una gaviota sule, se atrevió a llegar al propio nido de las aves.

Desde luego, a los padres de los pichones no les hizo gracia y lucharon fieramente contra el invasor, dejando mal herido en uno de sus brazos al cangrejo.

¿Ya no sirve? No importa: el cangrejo fríamente se corta el brazo con su otra tenaza y a esperar que crezca de nuevo.

http://youtu.be/v241TF-cSzU