Estados Unidos recordó a Francia que debe respetar el calendario fijado de retirada de las tropas de Afganistán previsto para 2014, antes del inicio este jueves de la cumbre de ministros de Defensa de la OTAN consagrada a evaluar la misión de la Alianza Atlántica en ese país.

El secretario estadounidense de Defensa, Leon Panetta, dijo que Washington desea ver a todos los países de la OTAN que participan en la misión en Afganistán, entre ellos Francia, “respetar” la estrategia elaborada en la Cumbre de Lisboa de noviembre de 2010, que fijó culminar la transición de la responsabilidad de la seguridad a las fuerzas afganas en 2014.

En ese sentido Panetta aseguró el miércoles que Estados Unidos espera en “la segunda mitad de 2013″ pasar de una misión de combate a una de entrenamiento y apoyo en Afganistán.

“Podemos esperar que hacia la mitad de 2013 y en la segunda parte del año, pasar de un rol de combate a un rol de capacitación y de asistencia”, afirmó el jefe del Pentágono, a bordo de un avión que le llevó a Bruselas para la reunión ministerial de la OTAN.

“Fuimos juntos y salimos juntos, pero debemos hacerlo sobre la base de una alianza de gran alcance y del firme compromiso contraído en Lisboa”, agregó.

Las declaraciones de Panetta ocurren pocas horas después de que Francia anunciara que pretende retirar sus tropas desplegadas en Afganistán a fines de 2013, un año antes de lo que fuera establecido por la OTAN en la Cumbre de Lisboa.

El ministro de Defensa francés Gerard Longuet “intentará aclarar” esta postura y garantizar que “Francia no piensa dejar plantados” a sus aliados en Afganistán, dijo una fuente diplomática.

El ministro francés prevé dar más detalles sobre las misiones de formación del ejército afgano efectuadas por parte del ejército francés, que fueron interrumpidas tras la muerte de cuatro soldados franceses a manos de un militar afgano hace una semana, pero continuarán más allá de 2013.

El anuncio de Sarkozy reavivó los temores de que otros aliados quieran imitar a Francia y partir antes de lo previsto de Afganistán, según un diplomático.

Sin embargo, Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN, garantizó que se cumplirá “la hoja de ruta establecida en la cumbre de la OTAN en Lisboa”.

Aprobada por todos sus países miembros, la idea es que el proceso de retirada finalice a fines de 2014 tras una transición gradual de las responsabilidades al Ejército afgano.

El cronograma de retirada es especialmente importante luego de que se divulgara en la prensa un informe confidencial de las fuerzas de la OTAN (ISAF), que acusa a los servicios secretos de Pakistán (ISI) de apoyar a los rebeldes talibanes.

El informe reavivó los temores de que los talibanes reanuden el mando del país, una vez que se retiren las fuerzas internacionales del país.

Según la prensa británica, el documento, resultado de 27.000 interrogatorios a que fueron sometidos más de 4.000 prisioneros talibanes y miembros de Al Qaida, así como combatientes y civiles extranjeros, revela que Pakistán y el ISI conocían los lugares de residencia de los más altos dirigentes talibanes.

Pakistán rechazó airadamente las conclusiones del informe, calificándolas de “fútiles” e “indignas de ser comentadas”.

La portavoz de la sede de la OTAN en Bruselas, Oana Lungescu, afirmó este miércoles, que los talibanes no tienen posibilidades de ganar en Afganistán pues “sufrieron enormes reveses en el terreno el año pasado”.

Desalojados del poder a fines de 2001 por una coalición militar internacional encabezada por Estados Unidos, los talibanes poco a poco recuperaron terreno a partir de 2005, al ejercer una guerra de guerrillas en al menos las dos terceras partes del país en la actualidad.

Pakistan, que comparte con Afganistán una frontera de más 2.500 km, reconoció y apoyó al régimen de los talibanes, que tuvieron el poder de 1996 et 2001.

En los últimos años, Pakistán, oficialmente aliado de Estados Unidos, ha sido acusado por el gobierno afgano y sus aliados de la OTAN de llevar a cabo un doble juego al apoyar a una parte de los rebeldes, con el objetivo de preservar una “profundidad estratégica” en Afganistán y luchar contra la influencia de la India, su rival histórico.