Esta semana se aprobó y quedó listo para su promulgación el proyecto que prohíbe completamente el consumo de alcohol para los automovilistas. Es decir, endurece a tal punto las penas si se transgrede la norma, que la sola posibilidad de que se le aplique debiera inhibir al individuo de cometer el delito.

A pesar de que hubo senadores que votaron en contra de la iniciativa, contrario a lo sucedido con la Ley del Tabaco aquí no se vieron acusaciones de que los parlamentarios habían sido “influidos” por el lobby de las empresas fabricantes (o importadoras) de bebidas alcohólicas.

El asunto me hizo reflexionar sobre el fenómeno de la libertad individual en Chile. Resulta que como muchos países dieron el paso, el nuestro decidió hacer lo mismo y buscó que los lugares cerrados y comerciales donde concurran personas (pubs, restaurants, hoteles, entre otros) sean “libres de humo”. Es decir, adiós a las secciones para fumadores. Como se ha detectado que éstas exponen a los trabajadores a toxinas que a la larga perjudican su salud, la idea se convirtió en un axioma: nadie puede discutir que la norma es justa y que ataca un problema avalado por pruebas científicas.

Así que cuando 42 diputados votaron en contra de este asunto, los demás legisladores golpearon la mesa y pidieron todo tipo de explicaciones. ¿Cómo podía alguien cuestionar una verdad tan “absoluta”? El tema adquirió tales ribetes de escándalo que algunos parlamentarios dieron explicaciones que rayaban en lo absurdo. Es el caso de Hugo Gutiérrez, diputado PC, quien precisó que “Como suelo votar todo en contra de lo que vota la derecha, entonces cuando la derecha dice sí, digo no. Bueno, votamos algo que no debiéramos haber votado, creo yo”. Por otro lado, el parlamentario PS Manuel Monsalve explicó que “En un momento se pidió la votación separada, particularmente de la letra de ese artículo. Y lo que se entendió fue que era una indicación para suprimirlo, por lo tanto, varios parlamentarios votamos en contra, pero era la votación separada del articulo dos” (????).

Lo grave vino después. El diputado PPD Accorsi insinuó que los “disidentes” habían sido “presionados” por las tabacaleras y, una vez más, la discusión se desvió, esta vez a la necesidad de regular el lobby de las grandes empresas. Por eso me pareció curioso que no se hubiese esgrimido el mismo argumento para los senadores que no adhirieron a otra verdad “tan absoluta” como es que el que maneja sencillamente no toma nada. Porque en este proyecto de ley también se habló de realidades irrefutables. Basta ingerir una copa de vino para representar un peligro al volante, decían. Si no se endurecen las penas, la gente sigue violando la ley (omitiendo esta idea que es posible que falte fiscalización y no que las sanciones “laxas” incitan a violar la norma).

En fin. Hace tiempo ya que se volvió tradición en nuestro país prohibir o imponer por ley porque la libertad individual supone siempre un abuso potencial. Por eso hay que regular.

1)Los feriados son irrenunciables. O sea, está prohibido trabajar en un asueto. No hay cabida para soluciones creativas como pagar horas extra o tener personal part-time que necesita el empleo. Porque no hay fiscalización suficiente para detectar los tantos abusos que cometen los empleadores. Porque los trabajadores están tan necesitados que no se atreverían a denunciar una situación anómala si el Estado avalara condiciones de trabajo dignas para quienes necesitan laborar en feriados.

2)El posnatal hay que tomárselo. No sólo porque le hace bien al niño sino porque los empleadores obligan a las trabajadoras a volver antes de tiempo. No hay manera de hacerlo “elegible” o “flexible” porque “siempre se presta para abusos”. Y la mujer que quiere volver antes de 6 meses a trabajar es casi una mala madre.

3)Las marchas debieran prohibirse. “El tiempo de las marchas se acabó”, decía un ofuscado Ministro Hinzpeter en agosto. El gobierno suavizó un poco su postura y lo que intenta restringir ahora vía ley son las tomas y las manifestaciones que pudieren entorpecer los derechos de otros (es decir, ni se le ocurra a un grupo tomarse la calle porque el Transantiago no llega). El problema de estas acciones ciudadanas, se piensa, es que conllevan el riesgo de terminar en violencia. Por lo tanto, hay que acotarlas.

4)A partir del 2012, los trabajadores independientes (con boletas de honorarios) deberán cotizar en las AFP. Como actualmente no lo hacen, el Estado debe velar por su vejez y obligarlos a destinar parte de su sueldo (muchas veces insuficiente e inestable) a ahorrar. La premisa es que, en libertad, su conducta es irresponsable y poco visionaria y, por lo mismo, la autoridad debe corregirla.

5)Sólo ciertas entidades estarán autorizadas a consultar el boletín comercial. Se lo ganaron los que abusaban: potenciales empleadores, establecimientos de salud, universidades. Pero perdieron la opción los que muchas veces necesitan acceder al historial de pago de un sujeto: los que van a arrendar su propiedad, los que van a financiar las cuotas de un automóvil, las pequeñas y medianas empresas que se comprometen en una relación comercial.

6)Se prohíbe la venta de alimentos ricos en grasa en los colegios. Sería la única manera de educar a los niños para que no coman “porquerías”.

La lista podría ser mucho más larga. Y alguien podrá alegar que un país desarrollado como Estados Unidos está lleno de restricciones y limitaciones a la conducta individual. Sin embargo, esta nación tiene otras esferas donde las libertades y las prohibiciones a ciertas injusticias abundan, a diferencia de Chile. Allá no se ven la concentración económica ni los atentados a la libre competencia. Las penas no son endurecidas; existe suficiente fiscalización. Los Estados debaten sus realidades y adoptan determinaciones que se ajustan a lo local, sin sacrificarlo en pos de lo general. Existe el derecho a guardar silencio.

En todo caso, el punto no es compararse sino preguntarse: En estos aspectos, ¿cómo andamos por casa?

Margarita Hantke es periodista de la Universidad de Chile. Con vasta experiencia en radio y televisión, actualmente es conductora de Radiograma y del programa Asuntos Pendientes en Radio Bío-Bío. Puedes seguirla en su cuenta de Twitter @margaritahantke