Había tanto que pensaban que podía durar para siempre. Sin embargo no sólo se equivocaron rotundamente sino que en tan sólo 10 años, lograron llevar a una de las fuentes de riqueza más importantes de Chile al borde de la extinción.

El protagonista de esta polémica es el jurel chileno, una especie sobre la cual más que una captura, se ha desarrollado una matanza durante la última década. Las cifras para demostrarlo son elocuentes: mientras en 2001 el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) detectó 6 millones de toneladas del recurso en la zona centro sur chilena, en 2009 este descendió a cero.

Sencillamente, se acabó el jurel en la zona central de nuestro país.

Pero mientras la búsqueda de responsables por este desastre ecológico ha llevado a culpar a los grandes pesqueros chinos, rusos y peruanos que operan tras las 200 millas protegidas frente a nuestras costas, los estudios encargados por la recién formada Organización Regional de Administración Pesquera para Alta Mar del Pacifico Sur (ORP) indican de forma clara que el 74% de las capturas de jurel entre 2000 y 2010 fueron realizadas por naves chilenas.

Aún más, una investigación de Ciper Chile encontró que las redes de aquellos barcos estaban increíblemente concentradas, ya que un 93.71% del jurel capturado por la industria se reparte entre sólo 9 grandes grupos económicos nacionales, quienes año tras año logran que las cuotas de captura aumenten o al menos se mantengan, pese a las voces que advierten una peligrosa sobreexplotación de la especie.

Entre estos grupos destacan conocidas familias de empresarios nacionales, que incluyen a los Sarquis y el grupo Yaconi-Santa Cruz, el empresario Francisco Javier Errázuriz, los empresarios Eduardo Bohorodzaner y Eduardo Fosk, el empresario noruego Helge Møgster, los Izquierdo Menéndez, los Lecaros y el grupo Angelini.

Según explica Ciper Chile, los 17 representantes de la industria en el Consejo Nacional de Pesca (CNP) no han escuchado las recomendaciones del IFOP sobre el descenso en la población de jurel. De esta forma, mientras en 2008 el IFOP recomendó una cuota de 1.2 millones de toneladas, el CNP aprobó 1.6 millones.

Pese a que ya ese año sólo se pudo capturar un 81.6% de la cuota debido a la escasez, en 2009 el CNP tampoco respetó la cuota de 750.000 recomendada por el IFOP, aumentándola a 1.4 millones, de las cuales sólo se hallaron menos de 900 mil toneladas.

En tanto, 2010 resultó ser especialmente desastroso, porque mientras el IFOP recomendó una cuota de 800 mil toneladas -con la que consideraba sustentable el recurso- finalmente el CNP cerró en 1.3 millones de toneladas. Sorpresa para todos: apenas se pudo capturar 465 mil toneladas. No quedaba más jurel.

Actualmente, los científicos concuerdan en que la única forma de recuperar el jurel a sus niveles normales es instaurando una veda total de 5 años a su pesca. Sin embargo los industriales rechazan de plano tal posibilidad y es así como este año, pese a las recomendaciones del IFOP de reducir la captura a sólo 186 mil toneladas, el CNP otra vez la levantó a 252 mil toneladas.

Tomás Jorquera Sepúlveda (CC)

Tomás Jorquera Sepúlveda (CC)