Fuerzas especiales de Estados Unidos liberaron el miércoles en el centro de Somalia a dos trabajadores humanitarios, un danés y una norteamericana, raptados hace tres meses por piratas somalíes, causando la muerte de nueve secuestradores.

El presidente estadounidense Barack Obama confirmó este miércoles que fuerzas especiales de su país realizaron una incursión en Somalia para rescatar a estos rehenes.

“Estados Unidos no tolerará el secuestro de nuestra gente, y no escatimará esfuerzos para salvaguardar la seguridad de nuestros ciudadanos y llevar a sus captores ante la justicia” y “responderá con fuerza contra cualquier amenaza a nuestra gente”, advirtió el mandatario.

Obama dijo que autorizó personalmente la misión para rescatar a Jessica Buchanan, quien fue secuestrada junto a Poul Thisted, un danés. Ambos trabajaban para la organización humanitaria Danish Refugee Council Demining Group.

El danés Poul Thisted, de 60 años de edad, y la estadounidense Jessica Buchanan, de 32, empleados de Danish Demining Group (DDG), una unidad de Danish Refugee Council (DRC), fueron secuestrados el 25 de octubre pasado en Galkayo, en la región autoproclamada semiautónoma de Galmudug (centro).

Ambos rehenes fueron rescatados ilesos luego de que comandos estadounidenses descendieran en helicópteros en un remoto lugar de la región central de Somalia, donde combatieron contra los secuestradores, matando al menos a ocho de ellos, según un funcionario somalí.

“Los dos trabajadores de DDG fueron liberados por fuerzas militares” en la región de Hobyo, en el centro de Somalia, dijo a la AFP Mohamed Nur, oficial de los servicios de seguridad locales. “Recibimos informaciones según las cuales seis helicópteros atacaron a primeras horas de la mañana”, agregó.

El DRC confirmó en un comunicado el rescate, y señaló que “ambos se encuentran bien y en un lugar seguro”.

Según Mohamed Nur, los dos cooperantes iban a Yibuti, donde Estados Unidos tiene su única base africana.

El secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, dijo en un comunicado que Buchanan y Thisted fueron trasladados a “un lugar seguro” donde se someterán a una revisión médica antes de volver a sus hogares. Añadió que ningún soldado norteamericano resultó muerto o herido en el operativo.

El vicepresidente estadounidense Joe Biden dijo a la cadena ABC que se autorizó la operación en este momento porque “la salud de Jessica estaba flaqueando”.

Funcionarios del Pentágono dijeron que una convergencia de factores llevaron a la realización de la operación, pero se negaron a confirmar detalles, incluyendo la condición sanitaria de Buchanan.

“Había una ventana de oportunidad para el éxito de la misión y teníamos información que sugería que uno de los rehenes, la señora Buchanan, podía tener una condición médica seria capaz de amenazar su vida”, dijo el portavoz George Little.

John Kirby, otro vocero del Pentágono, indicó que tenían motivos para pensar que la condición sanitaria de Buchanan era pre-existente a su secuestro, y que “teníamos razones para creer que estaba empeorando”.

Para el canciller de Dinamarca, Villy Soevndal, la operación constituyó “un caso particular”, ya que uno de los rehenes estaba mal de salud y urgía su liberación.

La operación en suelo somalí es una de las primeras que Estados Unidos reconoce oficialmente, que admite realizar vuelos con aviones no tripulados pero raramente comenta sobre ataque contra militantes vinculados a Al Qaida en ese país.

Somalia está en estado de guerra civil desde hace 20 años, lo que dio lugar al surgimiento de numerosas milicias, de movimientos islamistas y de grupos de piratas que controlan distintas zonas del territorio.

Estados Unidos aún recuerda vivamente las duras escenas de 1993, cuando dos helicópteros Black Hawk fueron derribados y los cuerpos de 18 soldados estadounidenses fueron arrastrados por las calles de Mogadiscio.

La primera pista de que se estaba tramando el rescate fue un misterioso comentario del presidente Obama a Panetta, al ingresar al recinto del Congreso para pronunciar su discurso sobre el estado de la Unión en la noche del martes.

Las palabras “buen trabajo esta noche” fueron recogidas por cámaras y micrófonos, pero los millones que estaban sintonizando las cadenas de televisión para escuchar el discurso del mandatario no tenían idea de su significación ni del acontecimiento que acababa de ocurrir.

En Galkayo también hubo comentarios hostiles a la intervención. “Odio a los piratas, pero no soporto que los maten como en Hollywood. Sería mejor que los arrestaran, los llevaran ante la justicia y fueran sentenciados a 20 años”, afirmó un taxista.